El PRI abrió el paso para que los no militantes puedan concurrir a las elecciones de 2018 como candidatos de la formación política, lo que permitiría competir al ministro de Hacienda, José Antonio Meade, el mejor posicionado para frenar el ascenso a Los Pinos del líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador.
La Mesa de Estatutos del PRI aprobó, a propuesta de José Ramón Martel, de Alianza Generacional, abrir las candidaturas a no militantes con dos condiciones: que tengan prestigio y más posibilidades de ganar que los aspirantes ‘priístas’.
“Un partido moderno debe establecer mecanismos abiertos y flexibles para la participación de la ciudadanía, tanto aquellos que han decidido ser militantes de nuestro partido político, como aquellos que simpatizan con él”, ha esgrimido el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa.
La decisión, que ha contado con el rechazo de cuatro delegados, todavía no es definitiva. Deberá ser ratificada en el congreso general que el PRI celebrará este sábado.
Pese a las intenciones declaradas, muchos han interpretado que es una medida ideada exclusivamente para que Meade pueda ser candidato presidencial porque, de acuerdo con los sondeos sobre intención de voto, es el único que puede rivalizar con López Obrador, que se sitúa en cabeza.
La victoria de López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), trastocaría por completo la política mexicana, ya que –con la excepción del sexenio del Partido Acción Nacional (2006-2012)– el PRI ha gobernado el país desde 1929.
