“Las Muertas de Coppel”, a diez años de la tragedia

Seis mujeres murieron asfixiadas mientras hacían el inventario por la noche. Las dejaron encerradas

Culiacán Sinaloa

Han pasado diez años de aquella tragedia. Verónica, Perla, Claudia, Rosa, Ariana y Carmen perdieron la vida trágicamente, ellas hacían solamente su trabajo. La negligencia de sus jefes al dejarlas encerradas, fue como una “trampa” donde murieron por asfixia y quedaron calcinadas.

Eran las 10:00 de la noche en la ciudad de Culiacán, Sinaloa cuando vecinos reportaron un fuerte incendio en en la tienda Coppel Hidalgo, ubicada en la calle Miguel Hidalgo, entre las avenidas Álvaro Obregón y Juan Carrasco, en la zona centro de esa ciudad.

Coppel Hidalgo era una tienda de tres pisos, y el incendio dio inicio en la planta baja. En su interior, seis mujeres realizaban inventario. Por “prácticas” de la empresa, las dejaban encerradas con llave.

Uno de los bomberos dio testimonio que los candados estaban cerrados por fuera, y en un inicio no les dijeron que había personas dentro, por lo que tuvieron que cambiar la estrategia para sofocar la conflagración.

Al menos 75 elementos bomberos de diferentes municipios hicieron su mayor esfuerzo durante más de once horas hasta controlar el siniestro.

Aunque tiempo después la tienda se comprometió a indemnizar a los deudos de las seis mujeres que perdieron la vida, directivos de la cadena aceptaron pagar los estudios completos (básicos hasta profesional) de los nueve huérfanos, dar viviendas a las familias de las seis fallecidas que no tengan y ampliar los inmuebles que hayan comprado.

Además, se seguirá pagando a los deudos el salario íntegro de las víctimas por 10 años, así como un seguro de gastos médicos mayores. Ascenderán a dos trabajadoras que son hermanas de una de las fallecidas… con la condición de que desistieran de las acciones penales.

A los familiares de las jóvenes trabajadoras, ninguna cantidad será suficiente, pues ya no están con ellos.

En el décimo aniversario de aquella tragedia, usuarios de Internet recordaron los lamentables hechos:

Imagine que su hija acepta un empleo con un sueldo de miseria porque tiene hijos que mantener, o por no tener acceso al Seguro Social.
Imagine que su hija es encerrada durante la noche para que, junto con otras empleadas, realice inventario.
Imagine que se origina un incendio y ni su hija, ni ninguna de las empleadas pueden salir porque el lugar está cerrado con candados externos y la persona que tiene las llaves no está ahí.
Imagine que su hija o las empleadas llaman a emergencias para pedir que las auxilien y pasan horas sin que se actúe.
Que su hija ve la muerte inminente y llama para despedirse con un llanto sofocado, otra manda mensaje para pedir que cuiden a sus hijos y otra más pide un celular prestado para hacer lo mismo porque el suyo no tenía saldo.
Eso le pasó a seis mujeres empleadas de Coppel Hidalgo en Culiacán el 10 de noviembre de 2010.
Hoy, en el décimo aniversario de las muertas de Coppel, yo las recuerdo y las nombro: A Verónica, Claudia, Perla, Rosa, Ariana y Carmen, descanso eterno.”

 

“El Último Buen Fin”* -cuento-

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