Por: Omar Martínez | Irapuato, Guanajuato.- María de los Ángeles Solís Ortíz, ama de casa, hermana de 4 varones y una mujer junto con su marido Carlos Martínez Martínez, jubilado de la CFE y ex taxista, hermano de 2 varones y una mujer, ambos originarios de la Ciudad de México, relataron su historia de amor nacida desde la pobreza y cómo formaron a una gran familia incluidos nietos y bisnietos.
Todo comenzó en casa de María, ubicada en la colonia Potrero del llano, delegación Azcapotzalco, una zona en su momento con tintes humildes y no mucho nivel socioeconómico, cuando en su fiesta de cumpleaños número 17 por primera vez, un amigo de uno de sus hermanos que trabajaba en la imprenta “Diana”, Carlos Martínez, que contaba con 21 años, tuvo un acercamiento con ella en donde platicaron y finalmente la invitó al cine para el siguiente día.
María comentó que su hermana menor iba de “chaperona” con ellos, pues sus papás no la dejaban salir mucho y menos sola, fueron al cine “Majestic” en la colonia Santa María la Ribera y ahí fue en donde se empezaron a tratar un poco más.
Amor a primera vista
Entre los asientos del cine, la gente y con chaperona a su lado, no había más remedio que asumir una postura discreta.
“En el cine muchas veces la mirada de una mujer y un hombre coinciden y cuando se llegan a ver, se enamoran luego luego… es lo que nos pasó”. Resaltó Carlos Martínez.
No existió un protocolo para iniciar su relación desde esa salida, ya que todo parecía predestinado a que surgieran las cosas de manera natural.
“Nunca me dijo: ¿quieres ser mi novia? Sino que nosotros fuimos más modernos.” Afirmó entre risas María de los Ángeles.
De ahí, Carlos tomó el suficiente coraje para poner su brazo en el hombro de María al caminar a la salida del cine, que aun siendo observados por su hermana menor, este iba a lograr un detalle inesperado.
“La primera vez que él me abrazó, sentí mucha seguridad y hasta la fecha la sigo sintiendo cada vez que lo hace.” Dio a conocer María de los Ángeles.
A los cuatro años de noviazgo, la pareja contrajo matrimonio y hasta el momento cuentan con 52 años de casados.
El comienzo de la familia
María dio a luz y crio a cuatro mujeres, a las cuales se dedicó plenamente, ya que poco tiempo después que se casara, ella ya no trabajó debido a este acontecimiento, ya que se dedicaba anteriormente a la venta de productos de catálogo y empleada administrativa de la Secretaría de Hacienda.
Carlos Martínez tuvo una oportunidad para entrar a trabajar a la planta Termoeléctrica CFE de Salamanca, por lo que tuvieron que asentarse en Irapuato 3 años después de que se casaran.
En la planta de la CFE, Carlos Martínez duró varios años laborando, hasta que debido a un problema en su audición generado por el ruido excesivo de los motores de la planta decidió por jubilarse, dando paso así después a tener su propio taxi, el cual también por años lo estuvo manejando.
Tres de sus hijas actualmente están casadas y con hijos, y la mayor es madre soltera, la cual a su vez también ya es abuela, puesto que su hijo tuvo a un varón, lo que convierte a María y a Carlos en bisabuelos también.
El hijo de la mayor, por cierto, es como un hijo para Carlos y María también, pues lo criaron, ya que la hija a la edad de 18 años, dio a luz a este nuevo integrante de la familia, y por su edad le dieron la oportunidad de irse a estudiar la universidad a la Ciudad de México, ya que le propusieron cuidarlo hasta que regresara con sus estudios culminados y su trabajo, no sin desentenderse de él, a lo que finalmente aceptó.
Un mensaje importante de parte de los abuelos
María y Carlos describieron que ser abuelos es algo de lo mejor que les ha tocado vivir y que ha venido siendo algo extraordinario y es algo que calificaron como muy bonito.
A manera de consejo y lo que la experiencia les ha marcado, María y Carlos hicieron la invitación a todos los abuelitos a que realmente cuiden y quieran a sus nietos, que convivan con ellos para que dejen buenos recuerdos.
Además el abuelito Carlos afirmó que si la gente decide tener hijos, también que estén al pendiente de ellos, pues si no se tienen deseos de tenerlos, es mejor no planearlos.
“Si por eso los abuelos estamos en la vida para algo, y es para apoyar a nuestros hijos y los hijos de ellos, para que el día de mañana tengan buenos recuerdos, por muy socarrones que sean, hay algo que les va a recordar lo que uno les hacía bien.” Comentó la abuelita María.
Así mismo hicieron un llamado a todos los hijos y los nietos para que sean responsables y cumplan con sus obligaciones, que valoren, respeten, cuiden y quieran mucho a sus abuelitos, ya que son la voz de la experiencia y todos cumplen una función importante en el engranaje familiar y social.