Opinión.- Hasta ahora, con más de cuarenta horas de grabación en formato radiofónico por Internet, el Colegio de Ingenieros Civiles del Estado de Puebla, A.C. (CICEPAC), documenta los derroteros de esa disciplina, tanto desde la experiencia técnica como desde la calidez anecdótica, lo que permite al ciudadano de a pie abrevar de ese conocimiento especializado.
Esta labor, de por sí loable, logra aún más: es un esfuerzo que trata de unir la técnica con lo humano, de ahí su nombre: La Civilidad de la Ingeniería.
Por otra parte, para los integrantes del CICEPAC este vínculo dialógico, que provocó su programa de radio, también es enriquecedor porque –al recibir la retroalimentación de la audiencia- abre brechas para reencontrarse con su profesión desde otros ángulos.
Todos al vivir en una ciudad de alguna manera tenemos elementos de ella, es decir, somos, en cierta manera y hasta cierto grado, “civilizados”, de ahí el nombre del programa.
La ingeniería, en palabras de Gerardo López, conductor del programa, es también parte de esa civilidad.
Es interesante encontrar los hitos entre el valor de la ingeniería y nuestros procesos humanos. Parece obvio, pero con el trajín diario no nos percatamos que la ingeniería civil ha modificado nuestra vida y nuestra percepción.
Esa influencia ha sido tan simple, pero definitiva. Por ejemplo, una carretera o un puente nuevos cambian nuestra vida, cambiando también la vista del entorno y la percepción de la relatividad del tiempo y la distancia, con relación a nuestros lugares de origen y destino.
Todos somos usuarios y beneficiarios de las obras de la ingeniería civil.
En alguna etapa histórica, el arte de la construcción estuvo reservada para unos cuantos que se transmitía como secretos sólo a quienes eran merecedores de ellos, y se mezclaron con otras corrientes iniciáticas.
El surgimiento de La Civilidad de la Ingeniería es oportuno: hace accesible las ingenierías, en este caso la civil, restando su carácter de inalcanzable al entendimiento de los no versados en esos temas.
Los colegios y organizaciones de constructores –ingenieros y arquitectos- vienen a cumplir esa función de ser centros en los cuales los profesionales en el área se congregan para conformar espacios de educación formal, informal o no formal.
El programa de radio del CICEPAC reúne diversas virtudes, que en otra ocasión le iré compartiendo, éstas resumidamente pueden traducirse en un esfuerzo colectivo de educación permanente que ya ha trascendido a través del XIII y XIV Consejos Directivos.
Sin lugar a duda estamos frente a una labor ejemplo en la vida de los colegios de profesionistas, la cual conforme siga su trayecto será referente internacionalmente al menos en habla hispana, por tender puentes científicos y técnicos, y por acercarnos el lado humano de lo que aparentemente es muy frío.
Interesante ¿o no?
“Algún día quienes vienen hablarán de nosotros”.
Abel Pérez Rojas.