Pénjamo, Guanajuato.- La Casa de la Cultura Plazuelas, que fue una cárcel tiene una historia que se ha perdido en el tiempo. Pequeños indicios apuntan a que sus inicios son más antiguos. Por ello, se planea reivindicar su historia a través de documentos, periódicos y fotografías expuestas al público para que todos tengan acceso a su información. Actualmente se han enfocado en proporcionar un mantenimiento más minucioso enfocado en la conservación de sus piezas más antiguas, como las puertas de la cárcel, construcciones en la fachada, piezas arqueológicas y placas y artesanías.
Alfredo, encargado de la casa de la cultura, relató los esfuerzos del personal por construir un archivo que cuente la historia de Pénjamo. Anteriormente, como él comentó, no se le tomaba mucha importancia al aspecto cultural e histórico. La prioridad es rescatar piezas que han quedado abandonadas en este mismo establecimiento, así como la preservación por el diseño original del recinto.
En el espacio donde se encontraban los separos, se aprecia en algunos arcos de cantera donde se lee “Tiempo del C. Madrigal” y el año en que se supone dio inicio, que es el de 1873. No obstante, el registro encontrado en una placa que está desaparecida da a conocer que el año de la fundación del CERESO municipal es de 1922.
Alfredo mencionó: “esto indica que de 1873 a antes de 1922 el edificio tuvo otra función, pero no la conocemos. Creemos que aquí era un almacén por la forma tipo bovedilla que tiene”. Lo que se piensa es que el dueño la usaba para guardar cosas valiosas, lo cual explicaría el grosor de las paredes.
Anteriormente, el apoyo de los programas que supuestamente serían para darle mantenimiento a la infraestructura de la sede. Según comentó Alfredo, perjudicaron la mayor parte del interior de la casa de la cultura: “como tal no respetaron lo histórico del edificio, nada más pusieron unas placas de cemento”.
Gran parte del rastro de lo que alguna vez fue el CERESO del municipio quedó escondido. Las restauraciones ocultaron las paredes hechas de roca sólida, los adornos en forma de grecas que los reclusos habían pintado en el patio, así como las figuras del sol y la luna que formaban las piedras en el piso.
Entre las restauraciones que ha podido realizar el encargado se encuentra una pieza arqueológica que fue donada por el señor Magdaleno, quien la encontró quien la encontró mientras araba sus tierras en la Sierra de Barajas. La cabeza de serpiente había permanecido arrumbada en el jardín del patio. Alfredo comentó que la importancia histórica de la cabeza reside en su parecido con otras piezas ubicadas en Plazuelas, pero la diferencia es que ésta no cuenta con la cresta de relámpago que caracteriza a las de Plazuelas. A pesar de que ya tiene una ficha técnica para ser exhibida, está a la espera de un espacio.
El encargado también dijo que el archivo histórico se podido empezar a formar gracias a los propios habitantes. Ellos prestan el acervo que guardan en sus casas para ir confirmando la historia del municipio.
Por el momento la única exposición que tienen es sobre Pénjamo antiguo. Las fotografías que están exhibidas son copias: “nada más nos las prestan, las digitalizamos y se las regresamos, no nos quedamos con ellas porque literalmente no nos pertenecen, le pertenecen a la persona que en su momento la tomó”. Lo que ellos hacen es adecuarlas a un formato en el que la gente pueda acudir a conocerlas.
