Irapuato, Guanajuato.- De acuerdo al libro “Irapuato Ayer, Hoy, Mañana”, el crecimiento de la ciudad se vio obstaculizado por la lucha armada revolucionaria iniciada en 1910, no tanto porque en la localidad hubieran surgido movimientos armados relevantes, sino por esta la ciudad dentro del entronque ferroviario que constantemente fue atacado y sitiado por las distintas fuerzas revolucionarias.
Constantes saqueos por parte de las diferentes gavillas de revolucionarios se desataban en la ciudad, en sus haciendas y ranchos aledaños.
A pesar de que fueron pocos los irapuatenses que se unieron al movimiento armado, existieron algunos que siguieron a Madero, como el caso del agricultor Pedro Covarrubias, uno de los pocos que en la localidad formó una gavilla y amenazó la capital del estado.
Ante la renuncia de Porfirio Díaz y el triunfo de Madero, la ciudad tuvo un periodo de cierta tranquilidad, propiciando la aparición de actividades recreativas como un cine club propiedad de Miguel Zamora llamado “Cine Pathé”.
Sin embargo la paz fue interrumpida el 11 de abril de 1912, fecha en que fue descarrilado un tren de carga, corriéndose la noticia de que la ciudad había caído en manos de los rebeldes –que ahora se sublevaban a Madero por no cumplir con los ideales revolucionarios.
El 28 de abril de 1912, grupos de zapatistas atacaron la ciudad, obteniendo resultados adversos y al año siguiente no se suscitaron combates cerca de la población; los federales, ahora huertistas, protegían la estación ferroviaria.
No fue sino hasta el 29 de julio de 1914 que fuerzas armadas obregonistas comandadas por el Gral. Ramón V. Sosa entraron a la ciudad derrotando ese mismo día a las desorganizadas tropas huertistas.
Los soldados revolucionarios se desperdigaron por la ciudad y saquearon los comercios, casas y oficinas públicas.
En la Estación Chico se apoderaron de cinco trenes que habían sido abandonados por los federales y cortaron la vía para obligar a desembarcar al Gobernador del estado, Rómulo Cuéllar, que se dirigía con 1600 hombres a la capital del país.
En la Estación Villalobos, el gobernador intentó la huida a pie hacia Celaya, pero el Gral. Sosa, al frente de mil 400 hombres salidos de Irapuato, le dieron alcance en la hacienda de Temascatío, jurisdicción de Irapuato, donde después de una larga batalla salieron triunfantes los obregonistas.
La interrupción del tráfico de trenes por la guerra y la falta de combustibles hizo que se produjera una escasez de artículos de primera necesidad y por ende una elevada alza de precios.
El comercio decayó, y algunas fábricas mermaron notablemente su producción. En el país la situación no era diferente y reinaba la inestabilidad política.
Ante la caída de Victoriano huerta en 1914, los revolucionarios se dividieron en dos fracciones que contendieron entre sí: por un lado los constitucionalistas comandados por Venustiano Carranza y Álvaro Obregón, y por otro los convencionistas comandados por Francisco Villa y Emiliano Zapata. Irapuato y el Bajío fueron testigos de contundentes batallas entre estos dos grupos.
El 4 de abril de 1915 el ejército constitucionalista ocupó Celaya, mientras que fuerzas villistas con 20 mil hombres ocuparon Irapuato y Salamanca.
Por diez días se llevaron a cabo varias batallas, saliendo derrotado Francisco Villa. En Irapuato los villistas se habían instalado en la Fundición de Fierro, donde después de su derrota dejaron un poco de su armamento.
El 21 de abril de 1915, Álvaro Obregón llegó a Irapuato, permaneciendo en la ciudad hasta el día 27, día en que hubo un intenso movimiento de ferrocarriles de la ciudad, ya que fue allí donde se concentraron las municiones y víveres para las últimas batallas que se pelearon en León.
Las fuerzas villistas tomaron de nuevo la ciudad los días 2 y 7 de julio, en esta ocasión a mando de los generales Rodolfo Fierro y Canuto Reyes quienes tenían la orden de cortar las vías férreas entre los altos de Jalisco e Irapuato.
La ocupación villista en la localidad hizo que el presidente del Ayuntamiento, Agustín Sambrano, abandonara la ciudad, dejando a Irapuato sin autoridad durante tres días. Ese mes fue de saqueos y robos, por lo que los habitantes evitaron salir a la calle.
El 6 de enero de 1916, Ricardo García Treviño ocupó la Alcaldía Municipal, en donde formó un cuerpo rural de 150 plazas: 100 hombres montados y 50 de pie para cuidar los intereses de los habitantes.
Una vez que se consolidó el triunfo de los constitucionalistas, Venustiano Carranza se hizo con la silla presidencial. Siendo encargado del Poder Ejecutivo, visitó la ciudad de Irapuato el día 5 de febrero de 1916. Su visita fue rápida pero se le recibió con banda de viento, guirnaldas de flores y banderolas.
Carranza visitó las principales industrias de la ciudad e inauguró una calle con el nombre de su hermano Jesús Carranza.
Para 1916, existían en la ciudad 14 establecimientos industriales, entre los que destacaban el Molino de Irapuato, la Fundición de Fierro, la Tenería de Irapuato, la Fábrica de Coches, Guarniciones y Pieles de Tapicería y la Fábrica de Jabones, además de la Fábrica de Hielo.
Funcionaban también una planta eléctrica de la Central México Light and Power Company y la Compañía Telefónica de Guanajuato, S.A.
Como establecimientos nuevos se encontraban un taller mecánico de Alfonso Mancilla, la Fábrica de Carros de Joaquín Soto, la Fábrica de Mosaicos de Irapuato de José Hernández, el Molino de Café “El Negito” de Viñal Vasco y Cía., algunos de los nueve molinos de nixtamal de la “Jalisciense” y estaba en proceso de construcción una fábrica de hielo.
En 1917 trabajaban ya 20 empresas, las novedades eran 2 tenerías, una fábrica de conservas, dos fábricas de cigarros y un molino de harina de Cosme Torres.
Estas industrias se sostuvieron durante los años difíciles de 1910 a 1920, en gran medida por la contratación de mano de obra femenina que laboró principalmente en las cigarreras, ante la disminución y casi ausencia de trabajadores masculinos que huyeron en el periodo revolucionario por miedo a la leva (reclutamiento obligatorio de la población para servir al ejército) o bien emigraron al norte en busca de oportunidades laborales.
El 5 de febrero de 1917, se promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, momento en la historia nacional en el que se considera por terminada la Revolución Mexicana.
El 1 de agosto de 1917 se fundó la Cámara Nacional de Comercio en la ciudad, la segunda cámara en el estado después de la de León; un signo de recuperación comercial.
En ese año también se reanimó la actividad política: se fundaron el Partido Progresista y el Club Liberal Constitucionalista, así como la Asociación Católica de la Juventud Mexicana.
En 1919 se restableció la zona militar y la ciudad fue visitada por el Gral. Álvaro Obregón con objeto de su campaña política.