Buenos Aires, Argentina
Cinco jóvenes murieron y otros cinco terminaron internados en diferentes hospitales porteños ayer en la madrugada como consecuencia del consumo de drogas -presumiblemente éxtasis- dentro de una fiesta electrónica realizada en el Centro Costa Salguero.
El titular del SAME, Alberto Crescenti, manifestó que “las autopsias determinarán las causas de las muertes”, pero apuntó que se debe “a algo que consumieron, alguna droga”.
Dos de las víctimas fatales, de 21 y 25 años, fueron encontradas sin vida en el lugar, que contaba con el servicio de emergencia privado a cargo de dos firmas con 2 ambulancias, 5 médicos, 10 socorristas y un puesto sanitario dentro del predio. Sin embargo, ante la gravedad de la situación, se convocó al SAME, que arribó con ocho ambulancias. Al llegar se encontraron con que más jóvenes presentaban la misma sintomatología: compromisos cardiorrespiratorios e hipertermia con temperaturas de 42 grados.
Un tercer joven, de 22 años, murió mientras era trasladado al Hospital Fernández; y otro perdió la vida en la terapia intensiva de ese centro de salud. Un quinto falleció mientras era atendido en el Hospital Rivadavia.
Uno de los tres pacientes que llegaron con vida al Fernández fue dado de alta cerca del mediodía. Los restantes son un hombre y una mujer de entre 21 y 25 años. Además, un joven de 17 años fue trasladado al Hospital Rivadavia y otro de 24 derivado al Hospital Argerich.
Un testigo que asistió a la fiesta relató que una de las víctimas estuvo 15 minutos en el piso convulsionando sin recibir asistencia excepto de algunos integrantes del público que intentaron hacerlo vomitar.
Un joven que se identificó como Ignacio contó por el canal de noticias TN que un muchacho se desplomó y “empezó a convulsionar en el piso.
Empezamos a gritar prevención, prevención, que venga seguridad. El chico estuvo 15 minutos, literal, en el piso convulsionando”. Y reveló que mientras tanto “algunos trataban de hacerlo vomitar, algunos lo ayudaban, el resto se quedó mirando, otros hicieron una ronda y bailaban alrededor del chico”.
El joven testigo aseguró que de “droga ahí está lleno, cruzás la puerta y ya tenés 20 tipos encapuchados por ahí” que ofrecen vender todo tipo de estupefacientes.
Según el testigo, los vendedores que se cubren su cabeza con capuchas de buzos para evitar quedar filmados les dicen “che, loco, tengo pastillas, tengo LSD, tengo cocaína” y “sin discriminacion de edad”.