Yo pude ser un manantial, un manantial puro y cristalino, sereno y tranquilo; pude ser agua que brota de entre las rocas, agua incolora, e insípida pero aun así necesaria.
Yo pude haber sido un rio, una corriente de agua incesante, más o menos caudalosa que va a desembocar en otra y tranquilamente se le une, no resiste a la naturaleza, no tiene la fuerza para hacerlo, solo sigue su cauce.
Yo debí ser un lago y no quise, no pude quedarme ahí, ese no era mi lugar, mi destino no era ese; un lago relativamente en paz, pero enervado de sentirse azotado por las tormentas, que sin piedad lo arremeten y que a pesar de ser tan inmenso las condiciones lo tornan endeble, cohibido e indefenso.
Así que elegí ser mar, el mar inmenso e irreverente; que solo espera ser acompañado por el viento para mostrar su fuerza y su furia. El mar amado u odiado, e innegablemente admirado por su belleza imponente y su enigmática presencia.
No fue el destino, fui yo que no deseé ser menos; que quise ser agua salada, arrogantes olas y profusa superficie que no se conforma con llegar a la orilla pues sale siempre a mostrarse majestuoso.
El mar que cautiva, con su aparente color azul cuando lo acaricia el cielo y se muestra inciertamente quieto, jugueteando con algunas finas olas plenas de espuma, que cuando menos lo esperas vuelve a enfurecer y muestra su desmedida altivez.
Soy mar, porque yo elegí serlo.
Elige ser quien tú quieras, que nadie te ponga límites, no te conformes con poco si de esta en la vida puedes obtenerlo todo; Sueña, Ama y disfruta pero no dejes de luchar hasta lograr ser un mar.
Que hermosa metáfora con toque de superación personal, la manera tan peculiar para describir ser autenticos y sentirnos felices por que cada personalidad es diferente…elige ser mar…elije ser tu mismo…sin prejuicios ni ataduras, que formar tan exquisita de escribir Alice Juárez.