Irapuato, Guanajuato.- Juvel González Casas tiene presente el día que decidió convertirse en bombero allá por los años 1965 año en el que su actividad primordial era ser luchador; hasta 1983 dejó de combatir ante el implacable enemigo.
Juvel González en su actividad como luchador profesional mejor conocido como el “Tigre Vengador” tuvo la oportunidad de compartir vestidor con nada más y nada menos que con el Santo enmascarado de Plata, sin embargo, el encuentro con el afamado luchador no fue del todo satisfactorio, pues Juvel recordó que la personalidad del Santo era un ser “apático”, pues a pesar de los esfuerzos que el Tigre hacía por conversar con él, eran inútiles, no contestaba o lo hacía con evasivas, “al llegar al vestidor lo salude y ni siquiera volteó a verme, ni me contestó”.
En una ocasión al salir de entrenar la técnica luchística de la arena Irapuato, la cual se encontraba a una cuadra de donde estaba la antigua estación de bomberos, el Tigre vió circular el camión de bomberos conocida como “la bombera” y uno de sus compañeros que entrenaba con él salió corriendo de la arena y con una agilidad sorprendente de un salto se montó a la “bombera”, “me aventó su mochila y se unió al escuadrón que seguramente se dirige a apagar algún incendio en la ciudad” comentó el Tigre.
Tal escena llenó de emoción y asombro al luchador, y días siguientes confrontó a su compañero de luchas para que le informará el motivo por el cual se subió a la “bombera”; aquel compañero de Juvel le platicó lo que hacía en el cuerpo de bomberos y fue así como el luchador se convirtió en bombero pues las historias contadas por su amigo lo cautivaron pensó “aquí hay emociones y peligro, siempre me ha gustado la acción”, comentó el veterano.
Y así fue, el bombero – luchador encontró la acción, pero también el peligro, recordó dos eventos que lo dejaron marcado.
Juvel contó que unos de ellos fue cuando se incendiaron las aguas negras que circulaban por la salida a Pueblo Nuevo, explicó el bombero que, en ocasiones se prendían debido a que el aceite en el drenaje que flotaba en la superficie se prendía y era lo que provocaba el incendio; al estar en una de las orillas del canal maniobrando con la manguera, no se percató que había un hoyo en el que tropezó y cayó, “era como arena movediza me iba hundiendo con rapidez”; pero uno de sus compañeros se percató del accidente y pidió que cerraran el flujo de agua de las mangueras e inmediatamente Juvel se amarro la manguera al pecho y sus compañeros tiraron de esta y así lograron rescatarlo.
El segundo evento riesgoso fue en la colonia el Ranchito, en una vecindad se inició un incendio donde se encontraban varios tanques de gas que se estaban quemando, al iniciar las maniobras para bajar la temperatura de los tanques Juvel vió la oportunidad de ingresar y cerrar las válvulas de los cilindros, sin embargo uno de ellos fue imposible cerrarlo, pues estaba tan caliente que el guante se quedó pegado y el riesgo de explosión era muy alto.
Así que Juvel dijo que sacó el tanque de la vivienda y lo montó en la “bombera” y le pidió a uno de sus compañeros que apenas estaba en entrenamiento que se lo llevara a una zona despoblada que estaba a unas cuadras y que descargara el cilindro de gas, y que dejara las torretas abiertas en señal de que nadie se acercara pues había peligro.
Recordó que a ese acontecimiento solo asistieron él y otros 3 compañeros más, pues como fue un viernes de Dolores, los demás compañeros estaban participando en la procesión del silencio.