Irapuato, Guanajuato.
Bajo el sol y a paso rápido recorre el Centro Histórico; sus pies lucen resecos y partidos, las uñas de sus dedos han crecido, su barba mide alrededor de 30 centímetros de largo, su humanidad está completamente sucia y su rostro refleja una edad aproximada de 65 años.
Juan “N” a quien pudieran llamarle “El señor de los cartones”, es un indigente que vaga a diario por el primer cuadro de la ciudad de Irapuato.
Probablemente nadie sepa su nombre, su origen o procedencia o el motivo que lo llevó a mendigar por las calles.
Su destino es sin rumbo fijo, su camino largo y su paradero incierto. No se sabe dónde y cómo duerme, qué come o qué piensa.
Bolsas negras de plástico sobre algunos cartones lo visten, otro pedazo de cartón con un lazo amarrado sobre su planta del pie simula sus zapatos y con este vestuario probablemente diseñado por él mismo tiene que adaptarse a cualquier inclemencia del tiempo, no importa si es calor o es frío.
Para “El señor de los cartones” algún resto de comida o un envase con un poco de líquido en los botes de basura o en tirados en la calle son su pan de cada día.
No se comunica con nadie, el sólo mira a su alrededor mientras la gente observa con curiosidad su aspecto.
También se desconoce si padece de sus facultades mentales o en su interior está consciente de la vida que lleva en las calles.
Posiblemente algún día tuvo familia, alguien quien viera por él, fue feliz…pero su realidad ahora es otra.
Contexto
En la ciudad de Irapuato, se encuentran dos albergues habilitados: La Estancia y el Centro Vasco DIF; no hay un registro de las personas que vagan en las calles de la ciudad.