Abasolo, Guanajuato.- Abasolo está lleno de tradiciones y leyendas, una de las más conocidas es la del “Brinco del Diablo”. Según Sergio Martínez Tapia, cronista del lugar, en su momento el lugar fue la hacienda más grande, propiedad de un señor de apellido Alcocer, quien tenía aproximadamente otras 10 a su cargo, las cuales se comunicaban con Huanímaro, Corralejo, Tupátaro, Huitzátaro.
En aquel entonces los peones, cargaban sus tortillas, un pedazo de jitomate, cebolla, chile y sal, pues era su comida. Tenían que atravesar el cerro para ir a Huanímaro, era su pasada, pues al encontrarse en la hacienda principal iban y venían a las diversas haciendas. Comenzaron a descansar en la cima y a tomar su itacate (comida), se fue volviendo tradición poco a poco, posteriormente la gente quiso subir a reunirse con los familiares a comer. Ya en los años 30´s, el cura que por ese tiempo acababa de llegar al pueblo, llamando Don Efrén Urincho, luego de que la tradición se había arraigado al lugar todo los días 14 de septiembre, aunque desde un día antes se comienzan a subir.
Un día común y corriente se soltó una tromba, la cual no les permitía escalar, “la gente se queda extrañada pues vieron una cosa muy extraña, vieron como una figura vestida de negro, salta de un picacho a otro, regresan con el señor cura, a lo que les respondió, – vallan a sus casas, la tormenta incrementó y el brinco de aquel ente aumento. Al siguiente día todo el pueblo se enteró, regresaron con el cura, decidieron colocar 2 cruces en cada uno de los picachos, mientras en el camino bendecían, al colocar cada una de las cruces comienzan a caer rocas, algunas permanecen en la ciudad” dijo.
Asimismo el cronista platicó que una de las rocas que aún se perciben está dentro del edificio de obras públicas. Y de ahí fue donde se creó la leyenda del brinco del diablo, la cual inicia con una misa, para agradecer que cuando se colocó la segunda cruz, se abrió el cielo y se calmó la lluvia.