Pénjamo.- Más de mil piezas de madera, piedra volcánica, y cantera transformadas en diversas figuras como rostros de culturas prehispánicas, animales y pirámides, entre otros, se disfrutan en lo que pareciera “un museo escondido” en el domicilio de Manuel Junior Balver Arroyo.
A base de martillo y cincel, Manuel mejor apodado el “Chavalo” Balver confeccionó su primera piedra en una escultura de una moneda con la cara de Morelos, y a partir de ahí se dedicó a crear cientos de figuras.
“A mí me gustaba ir mucho al cerro, me llevaba a mis hijos para que ellos, la piedra que encontraran — esa súbanla a la camioneta—“, platicó, cada piedra “Me iba diciendo lo que necesitaba”. O las figuras de cantera, sacadas de las ruinas de las casas antiguas que se destruían.
A sus 78 años el “Chavalo” Balver ya no realiza esculturas sin embargo recuerda a este oficio como algo que le dejó satisfacciones, expuso sus obras en varios municipios como Pénjamo, Abasolo y Huanímaro y le gustaría ver convertida su casa en un museo.
Durante el recorrido por la casa del “Chavalo” Balver se observan las cientos de figuras que atraviesan un estacionamiento, una pizzería y un restaurant de mariscos, debajo de los árboles, en las pilas de agua, en las escaleras, por todas partes.
Su figura favorita es un indio azteca con un águila en el pómulo, contó. A pesar de que el gusto por la escultura no lo heredaron sus hijos o familiares, sí recordó que él tuvo la intención de haber creado una escuela para niños de la calle y enseñarles dicha actividad que aprendió en un colegio privado de franciscanos en Irapuato, sin embargo el proyecto nunca prosperó.
Este “museo escondido” se ubica en Pénjamo a una cuadra del Centro Histórico, existen dos entradas, una sobre la calle 5 de mayo y la otra por la calle Joaquín Pardavé.