Irapuato, Gto.- Víctor Hugo García Reza “El Chocó” se ha ido formando en un ambiente que siempre creyó en el, es decir tuvo en su mente el ganar y llegar a ser un profesional en todos los sentidos. El enigmático jugador del Irapuato y del León, sigue formando esa ideología, pero ahora a través de sus enseñanzas a niños.
Un 17 de julio del año 1971, El Choco nació en una colonia de Distrito Federal, donde cómo cualquier niño de su edad pensaba en jugar, divertirse y posiblemente llegar a pisar la cancha en la que alguno de sus ídolos del fútbol lo hacían.
Cierto día el afamado entrenador Víctor Manuel Vucetich, lo invitó a jugar al León, junto con uno de sus hermanos y el portero Adrián Martínez, ahí comenzó todo, es decir, Víctor Hugo García saltaría a la cancha como un profesional.
A los tres meses de que llegó a Guanajuato, el día en que debutó El Chocó con el León, fue fenomenal su presentación por que a los cinco minutos que tenía en la cancha, anotó un gol que ocasionó que su equipo pudiera llevarse el triunfo.
Sin embargo no todo fue tan colosal, después de su paso por la fiera, lo enviaron a Durango, donde sentía que podía ser el último equipo para jugar, debido a que se consideraba el “cementerio de los jugadores por que esta desaparecido ahí”.
El empuje de El Choco, lo llevaron a un nuevo rumbo con el Aguascalientes, donde salió triunfador en la división de ascenso, posteriormente en Querétaro y al final en la Trinca del Irapuato, donde subió junto con el equipo a Primera División Nacional “estaba contento por que estaba cerca del León, al principio la gente no me aceptaba por que venía del León.
Actualmente El Choco Reza, vive en Irapuato, junto con su esposa y sus hijos, quienes tienen un gran arraigo por la ciudad, al grado de que lo ha llevado a ser un excelente formador de nuevos valores.
El Choco es una persona con grandes cualidades que superan muy por encima los logros que hizo como jugador del Irapuato y de otros equipos, por que la mentalidad de ganar y levantarse, es una aptitud de vida que la lleva en su conciencia cada día.
Buen jugador y excelente persona.