El carismático vendedor de flores Juan Carlos Rangel Castañeda

Algunos le llaman cariñosamente “El florista de la suerte”, pues se ha ganado el corazón y reconocimiento de varios irapuatenses

Juan Carlos Rangel Castañeda, al que algunos cariñosamente le llaman “El florista de la suerte”

Irapuato, Guanajuato Por: Omar Martínez

Con 20 años de experiencia  en el oficio, el carismático vendedor de flores Juan Carlos Rangel Castañeda, al que algunos cariñosamente le llaman “El florista de la suerte”, se ha ganado el corazón, amistad y reconocimiento de varios irapuatenses gracias a su manera tan peculiar de ofrecer sus arreglos florales.

De 49 años de edad, el comerciante compartió que sus flores naturales las consigue directamente desde Tenancingo, Estado de México incluyendo distintas variedades del producto para ofrecer a sus clientes.

Comenzó trabajando humilde y respetuosamente como lo relata en la vendimia de las flores naturales en la Zona Rosa de la ciudad, en el boulevard Díaz Ordaz con Ejército Nacional, así como en las fiestas y ferias de los ranchos de Guanajuato.

Ha venido ofreciendo sus flores desde Salamanca, Silao, León, Valle, Pénjamo, Puruándiro, Pueblo Nuevo hasta la feria de Querétaro y Aguascalientes.

Contó que no se puede quejar de andar vendiendo flores, trabajando toda la semana, dijo estar agradecido y contento con su trabajo, que al salir de casa, poniéndose a disposición de Dios, su misión es la de vender  con toda la actitud de diez a veinte docenas con treinta lilis y follaje, lo que son jueves, viernes y sábados.

Juan Carlos ha tenido varias experiencias y de todo tipo, incluso destacó algunas “de dar miedo” pues comentó que hasta lo han amenazado porque hay varios que se dedican a lo mismo y no todos trabajan igual.

Platicó que en una ocasión le apuntaron con un arma porque querían un cambio que él no se había llevado en un rancho cerca de Cuerámaro y esta ha sido una de las peores pasadas.

Uno de los recuerdos más gratos y experiencia tanto gratificante como satisfactoria en su oficio que ha tenido el florista Juan Carlos, expresó que fue la vez que le dijeron: “por sus flores yo llegué a casarme” y le siguen comprando flores, pues afirma que no pierden la tradición aquellos clientes.

Definió que tiene una forma de ofrecer que se basa en el amor, al grado que se siente “elegido por Cupido”, porque afirmó que al momento de vender, ha coincidido que ha unido a muchas parejas, no por él, no por sus flores, ni los clientes, es el destino, pues “algo tiene que pasar para que uno despierte y se enfrente a la realidad con los pies en la tierra.” Aseguró el florista Juan Carlos Rangel.

Gustosamente comentó que varios clientes, al verlo trabajar en los lugares en donde ofrece las flores, se levantan y lo abrazan, lo saludan afectuosamente y hasta le han dejado buenas propinas y afirmó que iba a seguir vendiendo flores hasta que Dios le dé licencia siguiendo adelante con su negocio.

Siempre procurando un bien y haciendo brotar emociones positivas en sus clientes, agregó que desea de todo corazón que exista salud para todo ser humano, y que debemos ser amables, humanistas para poder lograr un cambio en esta vida, porque se necesita de que estemos unidos.

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