Irapuato, Guanajuato.- Era cerca del mediodía, de un sábado, cuando el agua ya recorría el norte de la Avenida Guerrero, después de 30 minutos la ciudad de Irapuato era un caos debido a la magnitud de la inundación.
Herlinda, Alfredo y Ricardo, contaron como fue que vivieron la inundación de aquel sábado que para ellos dejo una marca imborrable.
El 18 de agosto de 1973, Irapuato sufrió una tragedia que marcó la vida de muchos, debido al desbordamiento de la Presa del Conejo.
En algunas partes el agua llegó a superar los 3 metros de altura, causando incontables destrozos en la ciudad.
“Toda el agua que venga yo me la tomo”: decía mi papá
“Yo tenía como 9 años y para mí, la inundación fue algo traumático porque no sabía lo que sucedería, nosotros vivíamos en Guadalupe Victoria y recuerdo que esa mañana llegó un primo y le dijo a mi papá –‘Tío ya no se vaya a trabajar que ahí viene la inundación y va a estar muy feo’-, mi papá le respondió, – ‘Toda el agua que venga yo me la tomo’-.
Mis primos estaban poniendo costales con arena para que no se filtrara el agua, pero fue inútil, en minutos se inundó y como nuestra casa era de adobe nos dividimos en casa de vecinos y nos atendieron bien, pero yo tenía mucho miedo, mi tía criaba puercos y tuvo que matar a uno para darnos de comer, se escucha horrible como caían las casas, los puercos como que gritaban, el agua se llevó mucho, las horas se me hicieron eternas, yo solo quería estar con mi familia”, relató Herlinda.
“Cuando bajo el agua yo empecé a llorar”
“Tenía 5 años, nosotros vivíamos en la vecindad de Don Porfirio, todavía tengo las imágenes plasmadas como si las cosas hubieran pasado ayer, yo solo veía cómo iba pasando el agua, como pasaban los animales muertos, las carretas con los caballos, veía como se caían las casas y uno de los puercos que se los llevaba la corriente lo agarraron para comer.
Llovía y subía el agua y donde vivíamos estábamos viendo que se estaba separando la casa, mi mamá nos abrazó a los cuatro, a mí y a mis hermanos y fue muy feo, recuerdo como se veían los animales todos panzones por el agua, recuerdo que mi abuelito nos llevó por comida a los bomberos y nos formaba, pero eran unas filas enormes las que se veían y nosotros con miedo de no alcanzar comida.
Cuando bajo el agua, yo empecé a llorar por que se perdieron las camas, la televisión, ropa, electrodomésticos y había mucho lodo adentro y así chiquillos sacamos el lodo con palas para podernos acostar en el suelo, en ese momento perdimos muchas cosas, los bomberos nos dieron petates y ropa, porque recuerdo que duramos como una semana con la misma el agua se llevó todo”, relató Alfredo.
“Por un descuido casi me llevaba el agua a mis 11 años”
“Recuerdo que la inundación fue algo bastante complicado, hubo muchas pérdidas materiales, se veían como se salían muebles de las casas y de negocios, yo vivía en la calle Casuarina y me paso algo que no olvido, tenía 11 años y andaba jugando en la escalera en medio de la inundación en una breve distracción de mis papás me resbale y casi me llevaba el agua, gracias a Dios tenia barandal la escalera y mi papá me alcanzo a subir en medio de gritos y regaños.
Mi papá tuvo que trabajar muy duro como un año y medio para recuperar poco a poco todo lo que se perdió, muebles y electrodomésticos que el agua se llevó, fue difícil pero no imposible”, relató Ricardo Reyes.