Pénjamo Guanajuato.- Francisca Padilla García, se dedica a arreglar y a hacer trajecitos para los niños Dios., por lo que se ha ganado el apodo de “La señora de los niños Dios” en el Mercado Hidalgo de Pénjamo. Son veinte años ya, los que respaldan a la mujer en su trabajo, ubicándose siempre al interior del mercado antes mencionado.
“Ya son como 20 años los que tengo con este negocio y siempre he estado aquí en el Mercado Hidalgo”, dijo Francisca.
Esos veinte años de trabajo, le han dado una inmensa satisfacción a la comerciante tanto en lo espiritual como en lo personal.
“Es mucha satisfacción porque me gusta hacer todo esto, me gusta que me los traigan a restaurarlos, que me digan que les gusta el trabajo”, comentó Francisca.
Pese a tener ya muchos años de experiencia en este negocio, para Francisca no hay algo que se “venda” más, pues las composturas de los niños, así como la venta de vestiditos está a la orden del día.
“En si todo, no hay algo en específico, yo me traigo mi material desde CDMX. Y las composturas empiezan por lo regular a mediados de octubre y hasta febrero paran, ya el resto del año se siguen vendiendo los vestidos”, expresó la comerciante.
Francisca comenzó con este negocio a raíz de quedarse “sola”, pues sus hijos fueron haciendo su vida.
“Yo me dedicaba a mis hijos, antes de esto, pero fueron creciendo y al estar solita pues me puse a trabajar esto y es lo que me gusta. Ya mis 6 hijos me dicen que ya no trabaje, pero a mí me gusta hacerlo”, externó Francisca.
La experiencia ha hecho que Francisca acabe trabajos muy rápido, todos ellos dependiendo del grado de dificultad.
“Por lo regular me tardo hasta dos días en caso de las composturas, dependiendo del trabajo que haya y de lo que se le vaya a hacer, si son vestidos, yo me tardo como una hora en hacer un vestido”, aseguró Francisca.
Aunque no todo ha sido bueno para Francisca, pues constantemente, tiene que enfrentarse a un “problema”.
“Luego se me pierden, es lo que me pasa muchas veces, se les cae el papelito del nombre del dueño y ahí andamos buscando los niños, no sé cómo es que pasa, por más que los buscamos no se encuentran en el momento y obviamente no me gusta quedar mal y los repongo, pero ya después aparecen”, dijo la comerciante.
Pero lo que más hace feliz a Francisca son las reacciones de sus clientes al entregarles el trabajo.
“Lo que más me gusta es tener mucho trabajo, con eso me siento muy a gusto, cuando hay mucho desde las 7 estoy aquí. Cuando entrego los trabajos me dicen – ¡Ay que bonito quedó! -, – ¿Por qué no había venido antes? – y eso me gusta mucho”, compartió Francisca.
Los precios que maneja la comerciante son muy accesibles, todo dependiendo del tamaño del niño, la tela y el desperfecto que tengan.
“Van desde $50 pesos hasta $200 pesos, todo depende del tamaño del niño y la calidad de la tela. Las reparaciones también dependen de lo que traigan los niños”, comentó Francisca.
Finalmente, la mujer mandó un mensaje a la sociedad penjamense que la reconoce.
“Que ya me encuentro de nuevo en este lugar por si gustan venir a visitarme y traerme a sus niños, aquí ya estoy de nuevo para servirles”, finalizó Francisca Padilla García.