El día de ayer el capo del narcotráfico Rafael Caro Quintero abandonó el Reclusorio Preventivo de Puente Grande, Jalisco, y se “esfumó” luego de haber permanecido durante 28 años preso en distintas cárceles del país.
En acato a un amparo otorgado por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, el Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal con residencia en Jalisco ordenó la libertad del narcotraficante, quien en su momento ofreció pagar la deuda externa de México a cambio de su liberación.
La DEA advirtió que no cederá en su pretensión de llevar ante la justicia de Estado Unidos al capo para que pague por el secuestro, tortura y asesinato del agente Enrique Camarena Salazar, crimen cometido en Guadalajara en 1985.
Jesús Murillo Karam, procurador general de la República, manifestó su preocupación por la celeridad con que se demandó la libertad, pues dijo que el tribunal ignoró por completo criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Sin embargo, manifestó ser respetuoso de las decisiones del Poder Judicial de la Federación.
El Primer Tribunal Colegiado amparó a Caro Quintero y ordenó al Segundo Tribunal Unitario sobreseer las causas penales y absolverlo de diversos delitos; además, consideró que el sinaloense ya purgó las dos terceras partes de su sentencia de 40 años y que fue juzgado incorrectamente.
El tribunal de alzada consideró que Caro Quintero nunca debió ser juzgado en el fuero federal por los asesinatos del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar y el piloto mexicano Alfredo Zavala Avelar.
Lo anterior porque no existe registro de que el agente estadunidense haya entrado al país como diplomático o funcionario consular, como ocurre con otros norteamericanos. Por tanto, el capo tuvo que ser juzgado por una autoridad del fuero común.
Asimismo, resolvió que en relación con las acusaciones de narcotráfico y otros delitos ya cumplió la condena.
Caro Quintero fue notificado de la resolución durante la madrugada de ayer, por lo que abandonó la cárcel y desapareció.
En diciembre de 2012, la Agencia Antidrogas de EU (DEA por sus siglas en inglés) lanzó una nueva alerta internacional en la que ordena la detención del narcotraficante.
Durante más de 28 años los estadunidenses han fracasado en su intento de tener en sus manos a este mexicano para juzgarlo por el asesinato del agente Camarena.
El sinaloense, quien tiene más de 60 años de edad, es requerido para ser juzgado por los delitos de secuestro y asesinato; de igual manera, por promover la delincuencia organizada, ya que su “empresa criminal” continúa operando.