Irapuato, Guanajuato.- “Me dijeron que me iban a dar protección, pero era una extorsión”, comentó Raúl al mencionar el calvario que vivió, al estar pagando por unos meses una extorsión para que lo dejarán trabajar y al mismo tiempo no lo fueran a matar o lesionar a su familia.
Todo comenzó un día que un par de jóvenes, llegaron a decirle que le iba muy bien en su refaccionaria y que veían que le hacía falta al menos unas cámaras o mejor aún un servicio de seguridad personalizado, diciéndole que ellos le podrían brindar ese servicio.
Sin embargo, Raúl les dijo que no lo ocupaba, que apenas le salía para comer y que su negocio era pequeño, pero les agradecía el detalle “me insistieron mucho y uno de ellos, me dijo por las buenas somos amigos y por las malas, te puedes meter en problemas y no te gustaría que te pase algo”.
Ahí cambió la situación, pues Raúl, mencionó que de ser amables de un momento a otro se pusieron agresivos y le dijeron que ya lo habían estado “checando” a qué hora abría, cerraba, hasta dónde vivía y eso dijo le dio mucho miedo.
“Ahí comenzó el calvario, tuve que empezar a darles mil pesos a la semana y luego llegué a los dos mil, ya no dormía, mi familia no sabía que estaba pasando, pero no sabía qué hacer, si los denunciaba me dijeron que iban a matar a mi esposa”, dijo Raúl N.
El irapuatense, expuso que tuvo que cerrar la refaccionaria y ahora se dedica a vender impermeabilizantes, detallando que su vida cambió de la noche a la mañana, porque no podía dejar de pensar en lo que le iba a pasar.
“No puedes denunciar, porque no sabes si la policía también está metida, le genta a decir denuncia, pero cuando te toca se te viene el mundo encima; así hay algunos conocidos, pero nadie habla, porque es algo que nadie quiere y como están las cosas, no tenemos en quien confiar”, concluyó el comerciante.