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Conoce las mejores frases de Mohammed Ali

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Además de su gran habilidad boxística, Mohammed Ali se destacaba por su prodigiosa fluidez verbal que utilizaba tanto dentro como fuera del cuadrilátero.

Su capacidad para hablar interminablemente y su lengua mordaz deleitaba a los periodistas deportivos y desquiciaba a sus rivales.

Sus comentarios solían burlarse de su oponente eventual, prediciendo el resultado (naturalmente a favor de Ali) en rimas y versos sencillos que producían carcajadas en todos menos los que se dieran por aludidos.

Además de darle una ventaja psicológica antes de la pelea, también servían para publicitar el evento boxístico y aumentar los ingresos de taquilla.

De esa manera, Ali fue uno de los pioneros de la promoción personal y cultivación de la imagen en el mundo deportivo.

Pero sus palabras también podían crear polémica, particularmente durante la época a finales de los años 60, en que se convirtió al islamismo y defendió su postura de no prestar servicio militar en Vietnam.

Estas algunas de sus frases más célebres:

“Flota como mariposa, pica como abeja”

Esta es quizás su frase más célebre y la que repetía una y otra vez.

La mencionó por primera vez antes de la primera pelea que tuvo contra el entonces campeón pesado Sony Liston, en 1964, cuando le arrebató sorpresivamente la corona.

Se convirtió en su lema y describe perfectamente su forma de boxear: rápido y ligero de piernas, moviéndose como si flotara, mientras que disparaba una metralleta de golpes no devastadores, pero cuya acumulación finalmente frustraba y derrotaba al rival.

La frase completa formaba una rima en inglés y reza: “Flota como una mariposa, pica como una abeja; sus manos no pueden golpear lo que sus ojos no ven”.

“Yo soy tan rápido que anoche apagué la luz y me metí en la cama antes de que el cuarto estuviera oscuro”

Más descripciones sobre su prodigiosa velocidad de su boxeo que añadió a su repertorio de frases antes de la pelea en Zaire, en 1974, contra George Foreman, en la que reconquistó el campeonato de los pesos completos por segunda vez.

Puede ser una declaración muy exagerada, pero esa velocidad en los puños fue lo que, en parte, le dio la victoria.

Sin embargo, Ali se mantuvo estático y contra las sogas, atrincherado en una guardia cerrada, mientras George lo estremecía con poderosísimos golpes a los brazos y guantes.

Era parte de la estrategia. Foreman ya estaba exhausto y frustrado de tanto golpear. De pronto Ali, con una andanada de rápidos y certeros puñetazos a la cabeza, aturdió a George, que perdió el equilibrio y se fue al suelo para el conteo de diez.

La pelea llegó a conocerse como “The Rumble in the Jungle” (El rugido en la jungla), en una de las características rimas de Ali.

“Soy El más grande”

También una frase que repitió una y otra vez y con la que, al final de cuentas, muchos comentaristas deportivos se referían a él.

Ali no era para nada modesto y ese fue el título que le dio a su autobiografía.

La expresión la usó por primera vez antes de su primera pelea con Liston.

En esa ocasión, después de ganar, también dijo: “Soy el más rápido, el más rudo y el más lindo”.

“Dije que era ‘El más grande’, no el más inteligente”

Mohammed Ali reconoció que no fue un gran estudiante en la escuela, pero con su manera habitual de darle una perspectiva positiva a una situación, buscó como convertir esa flaqueza académica en un arma a su favor.

En un mensaje para todos aquellos que no fueron muy buenos estudiantes o no tuvieron las oportunidades confesó: “No fui muy listo en la escuela, pero no me avergüenzo. Lo que quiero decir es, ¿cuánto dinero puede ganar el rector de una universidad?”.

Sin embargo, nunca perdió la oportunidad de representarse como intelectualmente más capaz que sus rivales del ring, a quienes tildaba de “lentos” mentales.

“En la emoción de Manila, voy a derrotar al gorila”

Las declaraciones de Ali podían rayar en el insulto, a pesar de que se puede discutir que su propósito era promocionar las peleas.

En 1975, en Manila, Filipinas, Ali se enfrentó por tercera y última vez contra Joe Frazier, en lo que sería la última gran pelea de las dos leyendas del boxeo, que no fueron los mismos tras esa velada.

Como se creía hermoso, le encantaba contrastarse con sus contrincantes refiriéndose a ellos como feos y malolientes.

En esta ocasión llamó a Frazier “gorila”, cosa que disgustó mucho a Joe y, de no tratarse de un negro refiriéndose a otro, hubiera podido considerarse racista.

La prensa lo aceptó como un slogan, ya que “gorila” rima con “Manila” y con “thrilla”, que describe un evento emocionante y lleno de suspenso.

“Siempre saco lo mejor que tienen los hombre que pelean conmigo, pero Joe Frazier saca lo mejor de mí”

A pesar de los insultos en público, Ali apreciaba a Joe Frazier y lo reconocía como un durísimo oponente.

La rivalidad entre los dos es considerada una de las más grandes en la historia de los deportes.

Se enfrentaron tres veces. Joe ganó la primera, tumbando a Ali en el decimocuarto asalto y propinándole su primera derrota profesional. En la segunda, a doce asaltos, los jueces le dieron la decisión unánime a Ali.

Pero la tercera fue brutal, en el apabullante calor y humedad de Manila, con un vaivén en las acciones, hasta que Joe no pudo contestar la campana en el último asalto. “Le pegué con golpes que hubieran tumbado paredes”, expresó Frazier después.

Más tarde se supo que Ali estuvo a punto de tirar la toalla. “Es lo más cercano que he estado de la muerte”, confesó.

“Soy la parte que ustedes no reconocen, pero acostúmbrense a mí. Negro, seguro de mí mismo, engreído”

El auge de Mohammed Ali coincidió con los movimientos sociales para la igualdad racial en Estados Unidos.

Al lograr la fama a mediados de los 60, el entonces Cassius Clay se convirtió en musulmán uniéndose a la Nación del Islam, una rama islámica para afroestadounidenses, y cambió su nombre a Mohammad Ali.

Ali era el portavoz perfecto de Elijah Muhammad, el líder espiritual de los afroamericanos musulmanes.

Algunos piensan que fue manipulado por el líder religioso, pero no cabe duda que Ali inspiró a muchos de su raza en EU y les presentó una imagen positiva a la cual aspirar.

“Yo no tengo pleito con los vietcong. Ningún vietcong me ha llamado nigger (fuerte insulto para referirse a un negro en inglés)”

Sin duda la más penetrante declaración política que hizo Mohammad Ali al rehusar prestar el servicio militar obligatorio e ir a combatir en la impopular Guerra de Vietnam.

La declaración incluye una palabra despectiva e intensamente fuerte que muchos arguyen que ya no tiene cabida en el léxico moderno.

Sin embargo, en este contexto, es necesaria y llena de verdad.

En esa época, esa manera peyorativa de referirse a un negro era común en EU y la postura de Ali era que había una guerra interna en el país que había que luchar para liberar a los afroestadounidenses, antes de ir a combatir a un pueblo extranjero que no había hecho nada contra los negros.

Por esa postura, Ali fue despojado de su corona mundial y vetado de los cuadriláteros durante casi cuatro años y a la edad de mayor potencial físico.

Ese fue el mayor de sus sacrificios.

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