El mortal brote de ébola en la República Democrática del Congo es ahora el segundo más grande en la historia, detrás de la devastadora epidemia en la que murieron miles de personas hace unos años en África occidental, informó este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Ministerio de Salud congoleño anunció que hay 426 casos, ante lo que el jefe de emergencias de la OMS, el doctor Peter Salama, dijo que era una “cifra triste”. El total incluye 379 casos confirmados y 47 probables. En lo que va de este brote, declarado el 1 de agosto, se han confirmado 198 muertes, y se considera que 47 más probablemente fueron por la misma causa, de acuerdo con el Ministerio de Salud del Congo.
Los ataques de grupos rebeldes y la hostilidad abierta de algunos residentes recelosos han representado desafíos serios a los trabajadores de salud que los expertos en el ébola dicen no haber visto antes. Muchos equipos de ayuda se aventuran a efectuar misiones cruciales para contener el virus acompañados solamente de las fuerzas de paz de la ONU en zonas donde a diario se escuchan disparos.
Salama pronosticó este mes que un brote en el noreste del Congo durará al menos otros seis meses antes de que pueda ser contenido. El brote de ébola en África occidental dejó más de 11 mil muertos del 2014 al 2016.
Día tras día, informes de organizaciones de salud resaltan un obstáculo tras otro para el combate de este nuevo brote de ébola en Congo, aun cuando su labor alcanza hitos que han dado nuevas esperanzas a la lucha contra una de las enfermedades más notorias del mundo.
Más de 37 mil personas han sido vacunadas contra el ébola, y el Congo ha comenzado a llevar a cabo la primera prueba de efectividad y seguridad de cuatro medicamentos experimentales contra esta enfermedad. Y pese a esto el riesgo de que el ébola se propague a las llamadas “zonas rojas” –áreas que prácticamente son inaccesibles debido a la amenaza de grupos rebeldes– sigue siendo una de las principales preocupaciones para contener este brote.