Incomodar a “los de arriba” fue lo que provocó que la reportera Karla Silva terminara debajo de su escritorio bañada en sangre la tarde del 4 de septiembre de 2014.
De acuerdo con Luis Gerardo Hernández Valdenegro, agresor confeso de la reportera de El Heraldo de León, fue el “señor alcalde” de Silao, Guanajuato, quien ordenó la golpiza sufrida por la joven periodista.
Así lo reveló la fiscal del caso, Yolanda Ramírez Domínguez, durante la audiencia de procedimiento abreviado de José Samuel Ornelas Martínez, alias “el buda”, y Joaquín Oswaldo Valero Garnica, alias “el bayo”.
Luego de haber sido liberado al resultar favorecido por un procedimiento abreviado, Hernández Valdenegro rindió su testimonio ante el Ministerio Público.
El joven declaró que su amigo, el director de Seguridad Pública de Silao, Nicasio Aguirre Guerrero, lo contrató para atentar contra la periodista.
El culpable reconoce que aceptó el ofrecimiento hecho por el director, quien también le “pasaba” armas y drogas.
Además de él, Joaquín Oswaldo y José Samuel consintieron participar. En la siguiente quincena, 11 días después de realizar la operación, cada uno de ellos recibiría la cantidad de 5 mil pesos.
El exservidor público, quien se fugó luego de la agresión, le dio instrucciones precisas a su socio y amigo:
“Le dijo que tenía que dejarle claro, bien claro, a la periodista que tenía que bajarle a sus notas, porque en éstas le tiraba mucha tierra a ‘los de arriba’”, apuntó la Fiscal.
Hernández Valdenegro asegura que nunca habló con las personas que Nicasio Aguirre refirió como “los de arriba”; sin embargo, antes de hacer el “jale” el funcionario le mostró la pantalla de su celular, en ésta decía “señor alcalde”.
El exdirector, relató Luis Gerardo, le prometió que si tenía problemas la gente de “arriba” se encargaría de ayudarlo y si caía en la cárcel lo sacarían.
Ante el Ministerio Público, el responsable describió que durante casi una semana, Nicasio lo condujo a El Heraldo para ubicar a la periodista.
Sostiene que al mirarla, él se negó a realizar su parte del trato e intentaba esconderse del entonces servidor público, quien ya estaba desesperado por la tardanza del joven.
Pero éste no era el único que se encontraba desesperado.
Luis Gerardo testificó que escuchó una conversación de Nicasio con quien éste tenía registrado en su teléfono como “Señor Alcalde”. El interlocutor le cuestionaba al ahora fugitivo si “le faltaban huevos para hacer el jale, y si no podía para poner a otra persona”.
Posteriormente, Hernández Valdenegro narró lo que ocurrió la tarde del 4 de septiembre.
Es aquí donde la historia que se dio a conocer en audiencias pasadas dio un nuevo giro.
De manera previa, la hipótesis de la Fiscalía apuntaba a que fue Jorge Alejandro Fonseca Durán, director operativo de la Policía Municipal, quien condujo a Luis Gerardo, Joaquín Oswaldo y José Samuel hacia la oficina de El Heraldo.
No obstante, el testimonio del infractor asienta que, en realidad, Fonseca Durán los condujo hasta la casa de Aguirre Guerrero y que fue éste último quien los llevó al lugar a bordo de una camioneta RAM blanca, propiedad del Municipio.
Luis Gerardo describió lo que ocurrió en la pequeña redacción: él amenazaba a la secretaria, Adriana Elizabeth Palacios, con un cuchillo; José Samuel golpeaba a Karla para después robar sus pertenencias y Joaquín Oswaldo tomaba lo robado luego de haber cerrado el portón.
El mensaje que dejaron aquella tarde sí fue claro: “bájale a tus pinches notas o te va a cargar la chingada”.
No tardaron más de cinco minutos en cometer el delito; cada uno sabía qué tarea le correspondía.
“(Luis Gerardo) no sabe cómo golpeó Buda a Karla, pues él se enfocó sólo en lo que iba a hacer, pero sí supo que el Buda había hecho lo suyo por los gritos y la sangre que le vio en las manos, tenis y ropa. Karla y Adriana gritaban, pero más Karla”.
Salieron caminando con normalidad y después corrieron hacia el punto en el que los esperaba el ahora exfuncionario, para conducirlos de regreso a su casa.
En el trayecto, Nicasio le preguntó al inculpado, que viajaba como copiloto, quién había golpeado a la reportera y “si la habían madreado bien”.
El joven respondió que había sido “el buda”, quien además de acomodarle guantones y patadas, le dio el mensaje de acuerdo con la orden recibida.
Lágrimas y el fallo
Ésta audiencia de más de 10 horas de duración fue una de las más difíciles para la periodista Karla Silva.
Mientras “el buda” y “el bayo” exigían ser liberados como lo fue su compañero, la informadora exigía justicia y respeto.
De manera firme, la reportera señaló que parte de la defensa de los indiciados, así como el sujeto que se encargó de golpearla, se mofaban de ella e intentaban intimidarla.
“Yo creo que parte de esta justicia que yo solicito no es estar sujeta a este tipo de situaciones (…) ¿qué trato debo de merecer yo como víctima? Lo que solicito es justicia conforme a lo que marca la ley”, reclamó.
El juez José Luis Argüello Uribe, sugirió a la parte acusada ser prudente; posteriormente, Karla Silva recibió una disculpa por parte de la defensora de José Samuel.
Luego la joven rompió en llanto al escuchar que la fiscal, Yolanda Ramírez, afirmaba que con la agresión su vida corrió un grave riesgo.
Asimismo, Ramírez Domínguez aseveró que la razón por la que fue agredida y amenazada no fue otra sino su labor periodística, la cual era crítica con la administración que encabeza el “señor alcalde” de Silao, Enrique Benjamín Solís Arzola.
Cabe señalar que en contraste con la última diligencia celebrada el sábado 25 de abril, a la que no acudió la Fiscal y no justificó su ausencia, en esta última cita, la servidora pública no sólo estuvo presente, sino que fue acompañada por Manuel Ángel Hernández Hernández, subprocurador de Investigación Especializada de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guanajuato (PGJEG).
Al finalizar la exposición del Ministerio Público, éste solicitó a Argüello Uribe, dar a “el buda” y a “el bayo” –culpables confesos tras solicitar el procedimiento abreviado- la máxima pena por los delitos de lesiones, robo y amenazas.
Esta petición fue reprobada por los imputados, los cuales exigieron ser juzgados de la misma manera que Hernández Valdenegro, quien disfruta de su libertad desde enero pasado.
Luego del debate, el juzgador determinó emitir un fallo condenatorio. No obstante, será hasta el próximo jueves 30 de abril que detalle cuál es la sentencia definitiva para José Samuel y Joaquín Oswaldo.
Jorge Alejandro Fonseca, el único de los inculpados que no ha solicitado el abreviado, se encuentra esperando que su caso llegue a la etapa intermedia.
Vale recordar que Solís Arzola fue citado a declarar por lo menos en dos ocasiones ante PGJEG. Ambas invitaciones fueron declinadas.
Los tres acusados permanecen en prisión preventiva en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Irapuato, mientras tanto, uno de los autores intelectuales del hecho continúa prófugo de la justicia.