Irapuato, Guanajuato. – Jesús Arredondo Cendejas conocido cariñosamente como el “Hacedor de Sueños” o “El Señor de las Bolsas”, dejó una marca imborrable en la memoria de los habitantes de Irapuato.
Se cuenta que a Don Jesús le gustaban mucho los gansitos y los fritos especialmente los de sal, ya que decía que con los de los otros sabores “le provocaba dolor en el estómago”, según testimonios de las personas que lo conocieron.
Durante años, su figura singular recorrió las calles de la ciudad, envuelta en bolsas de plástico negras y con pedazos de cartón protegiendo sus pies, acompañado siempre por sus fieles caninos, exploraba en busca de alimentos o artículos que pudiera vender para subsistir.
La presencia del “Hacedor de Sueños” era una constante en las principales calles y avenidas del centro de Irapuato quien, a pesar de su situación, se cuenta que nunca aceptó limosna ni comida de aquellos que se acercaban a ofrecerle ayuda.
Algunas personas se acercaban a él para darle dinero, situación que él nunca acepto, sin embargo, si tú te acercabas con una Coca-Cola o alguna cosa que le quisieras regalar de voluntad que no fuera económica la aceptaba gustoso, especialmente sus tan “amados” fritos de sal.
Algunos rumores sugerían que había sido un hombre adinerado que, cansado de la superficialidad, eligió renunciar a su fortuna y vivir en las calles, lejos de quienes solo lo buscaban por su riqueza, versión que sigue siendo un rumor en las calles.
Lo cierto es que “El Señor de las Bolsas” se convirtió en un personaje emblemático para los irapuatenses, ya que la mayoría de los que habitan en el municipio lo llegaron a ver por lo menos una vez; su peculiar estilo de vida, aparentemente ajeno a las convenciones sociales, ganó el afecto de la gente, quienes lo describían como alguien que “vivía en su mundo” y “no molestaba a nadie”.
Trágicamente, el 30 de noviembre de 2018, Don Jesús Arredondo perdió la vida en un trágico accidente, fue atropellado por un conductor de transporte público en las calles que solía deambular, lo que le provocó un traumatismo cráneo encefálico.
La partida de Arredondo dejó un “vacío” en la comunidad, pero para preservar su memoria, se crearon murales por las mismas calles que él recorría, “inmortalizando” la figura del “Hacedor de Sueños “m uno de ellos en el puente del camellón de la central camionera y otros en distintos puntos de la ciudad.
Su funeral se llevó a cabo en Gayosso donde una mujer que aparentemente siempre le ayudaba le dio sepultura adecuadamente, encargándose de todos los trámites correspondientes.