“La perversidad une
lo socialmente “correcto”
con lo socialmente redituable”.
Abel Pérez Rojas.
Abordar lo socialmente incorrecto no es fácil, y cuando optamos por ello debemos estar conscientes que entramos a un camino en el cual seguramente afectaremos los intereses de quienes han construido su zona de confort en lo que aprueban las mayorías.
Como alguna vez le comenté, lo socialmente “correcto” frecuentemente dista de lo verdadero pues su principal cimentación es que sea aceptado por lo que piensan las masas.
Por ello, este conjunto de creencias disfrazadas de pensamientos generalmente cae en el populismo, que busca capitalizarse de múltiples formas: lo que se traduzca en votos, en aceptación, en aprobación, en otras palabras, que sea socialmente “redituable” para intereses muy particulares.
En estos terrenos se mueve la reciente visita del papa Francisco a México. Vea usted.
Sería un error negar que Francisco es una personalidad mundial de la actualidad, pese al comportamiento decreciente de la feligresía católica y los escándalos de fraudes financieros y pederastia de los curas.
Asimismo es evidente que además del poder que concentra cada papa, en el caso de Francisco estamos frente a una figura altamente redituable, mediáticamente hablando.
Los discursos de Francisco difícilmente se pueden contradecir, porque todos ellos además de encerrar verdades navegan en las aguas de lo socialmente “correcto”.
Así que acercarse a Francisco, posar al lado del papa, llegar a acuerdos con él, se convierte en algo socialmente “correcto”, y en el caso de los políticos, se trata de algo socialmente “redituable”, aunque en su calidad de funcionarios se caiga en excesos -si se considera que vivimos en un Estado laico-.
Pero ¿cómo resistirse a estar junto a una figura mundial? ¿Cómo negarse a invertir una fortuna en sistemas de seguridad y en el montaje de escenarios, si además los respaldan los millones de feligreses y esto le da una naturaleza socialmente “correcta”?
Sólo para poner lo anterior en perspectiva acudimos a la versión de Reyes, Juan Pablo (20160212) Una visita de 200 mdp; el costo de recibir al santo padre. Periódico Excelsior. Recuperada de (http://goo.gl/0fGusp), donde se establece que aproximadamente ese será el gasto institucional de gobiernos e iglesia, de acuerdo a las estimaciones de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), ¿usted lo cree?
Por supuesto el monto total nunca lo sabremos pues es realmente difícil de rastrear.
Vea usted cómo es perverso el juego de lo socialmente “correcto”: en el fondo se sabe que esta visita, como las de los anteriores papas no modificará positivamente para nada las condiciones de vida de los mexicanos –excepto en el estado anímico de sus creyentes-.
Y se habló y hablará de lo injusto de la pobreza y de la nobleza del pueblo mexicano, aunque el dinero público –y por qué no también el privado- que se destine a esta visita papal podría haberse convertido, por ejemplo en 571 aulas prefabricadas -de acuerdo con las últimas novedades de la ingeniería-, cuyo costo asciende a 350 mil pesos cada una, y así aliviar las condiciones de esos pobres referidos en los discursos de uno y otro lado.
Vale la pena reflexionar todo esto pese a lo pantanoso de señalar lo que puede ser tachado por muchos como incorrecto. ¿O no?