En un rincón del Universo.
Cuando suceden lamentables hechos como los que se han comentado en redes sociales y noticieros. respecto al joven estudiante del colegio de Monterrey, no nos queda más que hacer un análisis de qué es lo que está pasando en nuestra sociedad, en nuestro país, en nuestra familia.
Es muy fácil culpar al chico, es muy fácil cuestionar los aspectos psicológicos depresivos por los que pudo estar atravesando. Cuestionamos lo que ven en redes sociales, la cancelación del “operativo mochila” en algunas instituciones privadas; y también el cómo consiguió el arma o quién filtró el video y las imágenes de los tristes hechos.
Si le damos una solución por lo que estamos atravesando como sociedad, nos daremos cuenta que estamos formando familias sin valores. Ya no existe el respeto hacia los mayores, hacia los padres ni hacia los maestros. Vivimos en una familia en la que es más sencillo hacernos de la “vista gorda” y despreocuparnos por lo que viven nuestros hijos.
Si tuviéramos que encontrar algún culpable, seriamos nosotros mismos. Ya que la falta de amor, la falta de valores, hacen que tengamos en nuestros hijos, principalmente en los adolescentes “una bomba de tiempo”, y que si no sabemos reconocer cuál es su “válvula de escape”, en el momento menos pensado puede estallar.
Las “válvulas de escape” pueden ser muy variadas dependiendo del entorno de cada familia. Podemos dirigir y enfocar estos “escapes” por algo que pueda ser productivo, incluso divertido. Me refiero al deporte, a la lectura, a las artes, al trabajo, al estudio.
Podemos crear jóvenes analíticos que entiendan mejor el mundo en que vivimos, y debemos canalizar toda su fuerza, sus destrezas, sus habilidades y sus emociones en algo que realmente nos genere valores (del latín “valere”, que quiere decir “ser fuerte”). Y que con ayuda del fomento de los valores en la familia, nos ayude a desarrollar jóvenes que puedan explotar sus cualidades, en lugar de andar perdidos en un abismo del que todos formamos parte. Tenemos mucho trabajo, empecemos por nuestra familia.