Por: Juan José López Luna Fotos: ADP. Para mucha gente la vida en el campo era muy aburrida, ranchitos, granjas y hasta haciendas sin luz, televisión ni autos…pero para la gente nacida y curtida en el campo, su vida era la más bonita; sin la maldad de la modernidad, sin las prisas y tensiones, sino todo lo contrario, una vida conectada con la naturaleza y con la paz de Dios…
En el campo la jornada comenzaba a las 4-5 de la mañana, apenas cantaran los gallos, los hombres se levantaban para irse a las tierras de cultivo, ya fuera a barbechar, a regar la siembra, a cosechar, a cortar alfalfa, o traer rastrojo pa´las vacas y otros para llevarse a pastorear las chivas, borregos o vacas lecheras, mientras las mujeres también se levantaban a esas horas, para sacar el nixtamal y llevarlo al molino, algunas preferían molerlo en el metate, regresar con la masa y prender el fogón para echar las gordas a mano o en la máquina de madera, hacer el chile del molcajete, unos huevos de gallina o guajolota asados o fritos, para mandarles al marido y los hijos el almuerzo y agua en guajes para el calor del medio día…
son muchas las tareas que se realizaban; unos preparaban la tierra con el arado de mulas, bueyes o el tractor, otros que ya tenían siembra desquilataban los surcos de la yerba mala y unos más cortaban la alfalfa con las guadañas, cargaban las carretas para regresar a la casa y alimentar a los animales…
el pastoreo, casi siempre le tocaba a los jovencitos y niños, que era sacar las chivas, borregos o vacas y arrearlas al cerro o terrenos sin cultivos para que se alimentaran, desde la mañana hasta meterse el sol, por ello se cargaban su itacate de tacos o comida en pocillos de peltre, y para calentarlos juntaban 3 piedras una lámina y leña seca o rajas de las vacas(cacas secas) y según se moviera el rebaño ellos se apostaban debajo de un cazahuate, un mezquite, una nopalera o un árbol de casuarina, teniendo su resortera y artas piedras para matar huilotas o ahuyentar a cualquier animal y cuando se podía jugaban a las canicas, con su balero o los trompos, a la pelota o se iban a pescar…
por su parte las niñas y jovencitas en la casa ayudaban en todo a la mamá, desde regar el piso de tierra y barrer, prender la lumbre, moler el chile en el molcajete, atizar el fogón, llevar de almorzar al padre y hermanos, regar las macetas del huerto, sacar agua de la noria o del estanque, darle de comer a las gallinas, patos, gansos y puercos, lavar los trastes y barrer la casa, para después jugar a la matatena, al gigante o simplemente mecerse en el columpio debajo del árbol…
Otros muchos campesinos que tenían huerta de frutas y verduras, llenaban el costal o la caja y ya fuera en sus burritos, mulas, caballos o carretas y hasta el camión guajolotero, las cargaban para irse al pueblo y allí comerciarlas para ganarse unos pesos y a su regreso comprar en la tienda de Don Pancho lo que necesitaran…
La vida en el campo era emocionante, porque aparte de trabajar de sol a sol y curtirse la piel toda la semana, el domingo unos se iban al cine del pueblo y otros preferían quedarse al jaripeo en el ruedo de piedras, o no se diga a las peleas de gallos en el corral, además todos los días como recompensa había muchos momentos únicos, como escuchar el canto de los pájaros, ver las parvadas de patos, garzas y tordos pecho amarillo, oír el correr del agua en el arroyo o en un canal de riego, los niños bañarse en los sifones o ríos, y en el ocaso admirar las bellezas que se forman en el cielo de colores, los jornaleros regresan a sus casas donde ya los esperan su mujer con un aromático café, canela o té de hojas de limón con panes hechos en horno de piedra o adobe, oyendo música mexicana y Porfirio Cadena en la XEWE…
salirse un ratito al portal o patio, fumarse unos Faros, Alas o Delicados, contemplar el estrellado cielo, aspirar el fresco del aire, platicar de muchas cosas y luego irse a dormir, para mañana con el canto de los gallos comenzar de nuevo la larga pero hermosa jornada en los campos…Sí la vida en el campo era cosa única.