Por Juan López Luna
Irapuato, Guanajuato.- Don José Cruz López, recuerda haber salvado a un niño: “Era un sábado y yo estaba en la prepa oficial con mi padre Pablo López trabajando, pero ya la cosa estaba muy alborotada porque decían que iba a inundarse la ciudad…
estaba lloviendo en la mañana, el director se dio cuenta que andábamos nerviosos y dijo que nos fuéramos a la 1 de la tarde, pero cuando salimos y caminábamos a la plaza de toros, que era donde vivíamos, ya por el campo Revolución y el estadio corría el agua como medio metro, como pudimos pegados a la pared y llegamos a la enfermería, pero ahí hacía como remolino la corriente, mi padre entró primero y de pronto vi entre el agua algo como pelo y le dí el manotazo,
mi sorpresa fue ver que era un chamaquito como de 11-12 años que se estaba ahogando, estaba muy espantado y no hablaba ni siquiera quiso comer, pues lo metimos con nosotros a la plaza, porque cada vez era más fuerte la corriente del agua. Para entonces David y el profe andaban subiendo sus muebles a las gradas , mi mamá con mis hermanos estaban en ventanillas y me acuerdo que comimos frijolitos con chile y tortillas, que era lo único que había, mientras el profe y su familia comían cosas enlatadas, desde las ventanas de la plaza estuvimos viendo cómo pasaban cosas y animales muertos o nadando en el agua, el chavito ya repuesto platicó que estaba en la vía del FF.CC de la coca con un tío, pero que cuando el agua les llegó lo perdió y al regresar se lo llevó la corriente…
al día siguiente David y yo nos bajamos para ir a buscar comida, como pudimos llegamos a la carretera panamericana, ahí nos subimos a un flecha amarilla y nos fuimos hasta Silao, pero allá sólo encontramos unos atunes, galletas saladas y agua, regresamos y eso estuvimos comiendo hasta el lunes que ya había pasado lo difícil, después supimos que casi todo el pueblo estaba destruido”.