Los descubrimientos recientes apuntan a que las serpientes primitivas poseían dos pequeñas extremidades sin una función específica al final de su alargado cuerpo.
Ahora, en un estudio que se publica en Science, un equipo de científicos presenta un nuevo fósil descubierto en Brasil que tiene cuatro patas y ofrece una visión más clara de cómo evolucionaron estos reptiles.
“La Tetrapodophis amplectus tiene un cuerpo largo y una cola muy corta, como las de un animal excavador”, indica a Sinc Nicholas R. Longrich, investigador de la Universidad de Bath (Reino Unido) y coautor del estudio, quien recalca que el hábitat de estas primeras serpientes era terrestre.
El fósil presenta características similares a las que aún tienen las serpientes modernas: colmillos, hocico corto, ausencia de párpados y de aberturas en los oídos. “Estos rasgos apuntan a que esta especie, y por tanto el origen de las serpientes, se produjo en madrigueras”, explica Longrich.
A través del análisis de ADN y de las características morfológicas de laTetrapodophis amplectus en comparación con otras especies, los autores sugieren que la criatura de cuatro patas es un antepasado de las serpientes actuales.
“La nueva especie se desplazaba arrastrándose sobre el vientre, como el resto de sus parientes, lo que indica que las piernas no se utilizaron para caminar sino para agarrar a sus presas u otros ejemplares para aparearse”, comenta el experto.
Según el estudio, la mandíbula alargada y flexible y la estructura de sus vértebras, que le aporta una gran flexibilidad, pudieron haberse utilizado para atrapar presas grandes. De hecho, en el vientre del fósil se han encontrado restos de otro animal.
“La Tetrapodophis tenía un pequeño animal en su vientre, posiblemente un lagarto o una rana, lo que demuestra que las primeras serpientes eran carnívoras y no insectívoras, como se había sugerido. Eran grandes depredadoras”, subraya el investigador británico.