Por pachecos y dormilones, arrestan a presuntos ladrones

Guanajuato, Gto. – Hay quien es roban para no trabajar. Dicen que el trabajar fatiga, pero también cansa el robar. He aquí estos tristes casos.

Este jueves, policías municipales de Guanajuato Capital detuvieron a tres varones acusados de robar videocámaras de vigilancia.

Los uniformados acudieron a la calle Carlos Salinas de Gortari (ah, pa’ nombrecito), ubicada en la colonia La Venada, luego de una denuncia anónima sobre tres hombres que desmontaron dos videocámaras del callejón del Pastor, junto al estacionamiento.

Los policías comenzaron con su rondín y localizaron a los tres señalados en un inmueble aparentemente abandonado del callejón de la Providencia.

Ahí estaban Ángel, de 20 años; Eliot, de 18; y Diego, también de 18, que festejaban con la inhalación de sustancias tóxicas el delito cometido.

Los uniformados hicieron la revisión conforme al protocolo establecido. A Diego se le encontraron dos videocámaras y dos espejos retrovisores de motocicleta dentro de una mochila. Los tres jóvenes quedaron a disposición del Ministerio Público.

De nada valió decir que los espejos eran para peinarse y que las cámaras eran pata grabar bodas y 15 años.

Dormido en sus laureles

El caso de los tres pachecos recordó al de, de 43 años, detenido hace unos días en el parque ecológico El Orito.

Resulta que vecinos de una casa de la colonia San Javier reportaron a la policía que les habían robado diversos objetos.

Los uniformados hicieron el recorrido de rigor por la zona y pasaron de ahí a la paz de El Orito. Debajo de una sombrita estaba Juan, a quien varios transeúntes reportaron al verlo en actitud sospechosa.

El llegar a él, los uniformados observaron que estaba recostado entre hierbas y al verlos se hizo el dormido.

Aquí, jefes, estoy echándome un coyotito, les dijo.

Junto al feo durmiente estaban una carretilla, un asador, un bote de pintura, una cadena, dos tijeras para podar, una segueta, un sacacorchos, dos aditamentos para manguera, un repelente de insectos y una mochila con artículos personales, sin poder acreditar su propiedad.

El hombre fue llevado a los separos de la corporación para que siguiera con su siesta.

Al parecer la carretilla llevaba sobrepeso y le ganó el cansancio y le dio el sueño de los injustos.

Trabajar cansa: robar cansa más.

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