Irapuato Guanajuato. En aquel tiempo, don Luis González Ruvalcaba, mejor conocido como “el güero” se encontraba en la ciudad de León trabajando, cuándo lo mandaron de regreso a Irapuato debido a los rumores que se estaba inundando, al principio, él no creía dichas palabras, pero al llegar a Irapuato su sorpresa fue otra.
“Pensé que eran mentiras, decía ¿Por dónde se va a meter el agua?, era imposible, pero no contábamos con que se iban a romper las presas de “la gavia”, “la llave” y luego “la del conejo”, ya cuando vi el agua era una sorpresa. Estaba en León trabajando, me vine como a las 2 y llegué a las 4, el camión me dejó en la “Y”, (paso a desnivel de solidaridad) porque ya no pasó”, dijo don Luis.
Una vez bajándose del camión, don Luis tuvo que caminar desde Solidaridad hasta la Santa Julia, para llegar a casa, pero en el camino, el nivel del agua iba incrementando más y más.
“Me vine a pie por todo el boulevard con el agua a las rodillas, cuando llegué a Bolívar el agua ya la tenía a la cintura, alcancé a llegar a la calle Jalisco, ahí me tiraron una cuerda y me subí a la azotea”, expuso don Luis.
Desde ahí, don Luis pudo percatarse de que su esposa “Gela” estaba a salvo, pues pudo auxiliarse con otros vecinos quienes le dieron asilo en la azotea de otra casa, entonces don Luis estaba al pendiente de su esposa pese a que había casas que los separaban.
“Mi esposa se alcanzó a subir con otros vecinos a la azotea y desde ahí la veía y estaba pendiente de ella”, expresó “el güero”.
El tiempo transcurría para don Luis y todos los irapuatenses aquel 18 de agosto del 73, para matar el aburrimiento, comenzaban a ver como ascendía en nivel del agua que estaba en la calle, tomando como referencia una varilla. La noche acompañada de lluvia se hacía presente y fue hasta el domingo por la mañana, cuándo don Luis junto a los vecinos que tenía en aquella azotea, pudieron probar bocado, aunque de una manera muy particular.
“Pasé todo el domingo e íbamos midiendo el nivel del agua con unas varillas que estaban enfrente, solo decíamos –¡Ya subió más! -, el domingo como a las 9 de la mañana el agua comenzó a bajar porque dinamitaron la carretera que va a Abasolo. Y nos comimos un puerco que iba nadando el domingo en la mañana, entre todos los que ahí estábamos decíamos mira un puerco, y lo jalamos y lo matamos con cuchillos cocineros, hicimos lumbre y pues nos ejecutamos al puerco e hicimos carnitas el domingo en la mañana”, expuso don Luis.
Ya más tarde, cuándo el agua comenzaba a bajar su nivel, pero con el agua aún arriba de la rodilla don Luis decidió ir a su casa, para ver los daños que tenía, llevándose unas grandes sorpresas.
“El domingo vine a mi casa y el agua me llegaba a la rodilla, pero ya sin corriente y mi sorpresa es que entre un poste y la pared había un coche atorado como a dos metros de altura, en mi casa apareció un nopal en la cama, perdimos todo”, dijo don Luis.
Ya para el lunes, sus familiares de Guadalajara y algunos otros desde Villagrán por parte de su esposa, llegaron a Irapuato para brindarles alimentos a él y a su mujer, acompañados de algunos vecinos que les dieron auxilio en su momento.
“El lunes la gente de mi esposa desde Villagrán nos trajeron comida y también mis sobrinos de Guadalajara, mis sobrinos se pusieron a nadar, se echaban sus clavados desde las escaleras”, comentó don Luis.
Ya después de haberlo perdido todo, don Luis se vio beneficiado por parte de una mueblería, quienes le regalaron una cama y le fiaron otras cosas, para comenzar a salir delante de nuevo.
“Una mueblería de León me regaló una cama, me fiaron el refrigerador y la estufa, y pues con eso poco apoco empezamos de nuevo”, finalizó don Luis.
Don Luis recuerda exactamente el nivel del agua en aquella inundación, pues justamente dónde tiene el número, es la marca del nivel del agua.