Cuerámaro, Guanajuato.- Hace 73 años la paletería “La Guadalupana”, inicio por el sueño de Amparo Rodríguez, madre de Miguel, quien desde hace algunos años junto con su hermano Horacio han estado al frente.
“Iniciamos con muy poco el negocio, yo tenía 12 años y al ver la necesidad que tenía mi mamá por falta de trabajadores, yo le ayudaba a realizar las paletas y en las fiestas patrias había muy buena venta por ese motivo, me quedaba hasta la 1 de la mañana haciendo paletas”, mencionó.
La paletería, se llama “La Guadalupana”, en honor a la Santísima Virgen que se puso en la parte superior del negocio la cual fue regalada por el señor cura.
“Esta virgen no la compro mi mamá, si no que se la ganó, el señor cura Salvador Ortega, compró tres imágenes iguales y cuando fue la coronación de la virgen en 1945 en las calles compuestas, el cura ofreció regalarlas a quien tuviera la calle compuesta más arreglada, mi papá Saturnino Pérez, era electricista e hizo un globo muy grande e iluminado y mi mamá realizó un altar viviente con muchachas muy bellas y ganamos”, explicó Miguel con mucha emoción.
Desde ese entonces, la paletería “La Guadalupana”, tiene en su fachada un nicho en honor a la Virgen de Guadalupe.
Lamentablemente, en el año 1982, doña Amparito, perdió la vida, pero sus hijos continuaron con el legado de la paletería.
Hoy en día, los hermanos Horacio y Miguel Ángel, se convirtieron en socios, quedando al frente del negocio familiar y endulzando los paladares de los cueramarenses con sus paletas y nieves tradicionales en Cuerámaro.