Paciente que recibió corazón de cerdo apuñaló 7 veces a un hombre en 1988

Familiares de la víctima reconocieron al agresor al ver la noticia del histórico trasplante

Leslie Shumaker Downey estaba en casa cuidando a sus dos nietos el pasado lunes cuando sonó un mensaje en su teléfono celular.

Su hija había enviado un enlace a un artículo de noticias sobre un hombre de 57 años con una enfermedad cardíaca terminal. Tres días antes, en el Centro Médico de la Universidad de Maryland, había recibido un corazón de cerdo modificado genéticamente. El primer trasplante de este tipo fue histórico, salvó la vida del hombre y ofreció la posibilidad de salvar a otros, según informó The Washington Post.

Qué gran avance para la ciencia, pensó Downey al leer el titular. Entonces su teléfono sonó de nuevo.

“Mommmmmmmm”, escribió la hija de Downey. Ella le dijo que mirara el nombre del hombre.

Downey se congeló. El hombre anunciado como pionero de la medicina, David Bennett, era el mismo hombre que había sido condenado en 1988 por apuñalar siete veces a su hermano menor, dejándolo paralítico. Edward Shumaker pasó los siguientes 19 años usando una silla de ruedas, antes de sufrir un derrame cerebral en 2005 y morir dos años después, una semana antes de cumplir 41 años.

“Ed sufrió”, dijo Downey, quien vive en Frederick. “La devastación y el trauma, durante años y años, con los que mi familia tuvo que lidiar”. Después de que Bennett salió de prisión, dijo, “siguió adelante y vivió una buena vida. Ahora tiene una segunda oportunidad con un nuevo corazón, pero desearía, en mi opinión, que hubiera ido a parar a un destinatario que lo mereciera”.

Más de 106 mil estadounidenses están en la lista de espera nacional para un trasplante de órganos y 17 personas mueren cada día sin recibir el órgano que necesitan. Ante tal escasez, puede parecer inconcebible para algunas familias que los condenados por delitos violentos reciban un procedimiento para salvar vidas que tantos necesitan desesperadamente.

Pero la mayoría de los médicos no comparten esa opinión. No existen leyes ni reglamentos que prohíban que alguien con antecedentes penales reciba un trasplante o un procedimiento experimental como el que tuvo Bennett.

“El principio clave de la medicina es tratar a cualquiera que esté enfermo, independientemente de quién sea”, dijo Arthur Caplan, profesor de bioética en la Universidad de Nueva York. “No estamos en el negocio de separar a los pecadores de los santos. El crimen es un asunto legal”.

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