Por | Rey David Bárcenas Medellín
La gestión de nuestro histórico presidente, ha sido marcada por la aprobación de diferentes reformas estructurales, con el firme propósito de la activación de la economía nacional y a procurar una mayor eficacia y productividad en ciertas áreas de desarrollo, para con ello responder al deseo nacional de llevar a México a la altura de los países de primer mundo y a la consolidación de la democracia nacional.
De la misma manera, estas reformas han llevado al titular del ejecutivo a sostener relaciones cercanas con países europeos para promover éstas normas y hacer que ellos pongan sus ojos en México y así comunicar la gran transformación del país y el establecimiento de las condiciones óptimas para atraer las grandes inversiones extranjeras que se necesitan para el movimiento de la economía y el bienestar de la población.
Empezando aquí con la reforma educativa, a la cual se destinó mucho dinero, pero en mi parecer mal invertido, y que estuvo enfocada en la capacitación e instrucción de maestros, para con ello conseguir un sector educativo moderno que respondiera a las necesidades de competencia que el mundo exigía. Claro, que esto no pasó desapercibido y los sectores involucrados en este rubro manifestaron su descontento de diversas formas, terminando con gente en la cárcel y alumnos sin clases.
En segundo lugar tenemos una reforma energética que se impulsó con la finalidad de explorar suelo mexicano de maneras no antes vistas en el entorno nacional y garantizar el abasto de energéticos, específicamente el petróleo y la energía eléctrica y modernizar un sector que resulta clave para el desarrollo de cualquier país. Para ello se requiere la participación del sector privado, que bien organizado y bien regulado le pueden dar al país, al menos en la intención de nuestro mandatario, el impulso que hace falta.
Una reforma hacendaria que pretendió incrementar y hacer más eficiente la recaudación fiscal, con el solo objetivo de destinar mayores recursos a determinadas áreas que se encontraban prácticamente en banca rota al inicio de dicha administración. En consecuencia, se implementó un mayor control de los ingresos, reducción de gastos públicos, se crearon nuevos impuestos y se reestructuró la deuda del país, lo cual generó certeza hacia el exterior y así se consiguen nuevos inversionistas y mayor estabilidad de los mercados.
Como podremos notar, las reformas fueron muy variadas, el mandatario ya mencionado no escatimo en esfuerzos para elevar las condiciones del país mediante reformas que a primera vista resultan muy arriesgadas pero que alguien tenía que llevar a cabo, para su fortuna fue él.
Lástima que los mexicanos tenemos ese gran defecto de ser quejumbrosos en todo lo que a cambios y a no cambios se refiere, ocupamos más nuestro tiempo en denostar que en aprovechar las oportunidades que tenemos enfrente. Es una lástima que don Porfirio Díaz no haya vivido para ver las consecuencias de sus reformas. Perdimos nuestra oportunidad.