Por María Spino.
Guanajuato, Gto.- Teresa Guerra González, vecina del barrio de San Luisito, preocupada por la degradación del jardín del Cantador y otras áreas verdes que hay en la Cañada y que, históricamente, siempre se habían caracterizado por ser áreas verdes tomo la iniciativa de comenzar a plantar árboles, este jueves sembró el primero.
“Sin ofender al señor Navarro (Alcalde Alejandro Navarro), pero creo que desde que esta el señor Navarro ya no se preocupa, ahorita ya hasta se volvió a reelegir pero desde entonces todos los parques, todos, no nada más este (Cantador) están m uy descuidados”.
La señora Teresa Guerra, también conocida como “Tete”, compartió con Notus que desde hace ya varios días se puso como objetivo plantar un árbol en el Jardín del Cantador, zona a la que suele acudir cada mañana a ejercitarse y en donde, señala, ha visto como se ha deteriorado, cada vez hay menos árboles, ya no hay muchas plantas y tampoco hay pasto.
Para Tete una de las causas que ha ido acabando con la vegetación en El Cantador es la existencia de una plaga, pero uno de factores que más han afectado no sólo en el Cantador si no en todos los jardines de la Capital, señala, es la falta de atención por parte del gobierno municipal, encabezado por Alejandro Navarro Saldaña.
“Voy prácticamente todos los días a caminar o trotar ahí en el Cantador y se ve deprimente porque ya no hay árboles, las plagas se los acabaron y, a parte, creo que el Presidente municipal no se preocupa mucho por los jardines, los parques, todo está horrible”.
Tete tiene casi 60 años de edad y rememoró que hace ya algunos años que el Cantador lucia “hermoso”, con muchos árboles, áreas verdes, las fuentes limpias y encendidas refrescando la zona. Incluso mencionó que en una de las fuentes era una especie de estanque en donde había patos y también había una variedad de flores de ornato. Pero ya se acabó y “todo esta horrible”.
“Me acuerdo que, hace muchos años, ahí en donde están las fuentecitas, que tiene una forma como curva hasta patos había. El Cantador era una cosa preciosísima, ya ni en sueños. Las fuentes secas completamente llenas hasta de basura, de tierra, de botellas. Ahora ya les dan una barridita pero n ates ni siquiera eso”.
Dijo entender que una vez que los árboles se han secado, quizá, por la presencia de una plaga (muérdago) la autoridad municipal tuvo que talarlos ya que representaban peligro a la población, pero dijo que debieron reemplazarlos y plantar más ejemplares.
“Abajo el piso en donde estaba el pastito, yo me acuerdo hace muchos años había mucho pasto y flores bonitas, azucenas, ahora ya está horrible. Es prácticamente pues la pura tierra y lo que son las azucenas pues están ya todas marchitas, secas. Los árboles llenos de plagas y lo que han talado los talaron precisamente pro que se llenaron de plaga, se secaron y pasan a ser un peligro”.
Que la población se sume y plante un árbol
La señora Teté considera que reforestar y devolver la belleza que la entrada principal a la ciudad tenía es tarea de todos y, sostuvo, si la población se uniera y cada uno plantara un árbol en las distintas plazas y/o jardines lograrían hacer que el paisaje verde y fresco regrese a la capital.
“Yo digo que si cada quien sembráramos un árbol, que nada nos cuesta, y llevar agua. Yo tengo el propósito de llevar una garrafa aunque sea de cinco litros y ponerle agua al arbolito, porque no nada más es sembrarlo, también es cuidarlo”.
Como capitalina dijo que le duele ver tan descuidada esta zona a la que, en otro tiempo, solían acudir las familias capitalinas a pasar en familia o realizar ejercicio, pero que ahora no hay mucha sombra y la gente ya casi no va; por ello dijo que seguirá plantando árboles y, apuntó, lo mismo deberían hacer los vendedores de plantas a los que les ha dado permiso de instalar sus puestos en ese lugar, “pues nada les cuesta donar un arbolito”.
Finalmente exhortó a las autoridades municipales para que habiliten una llave a dentro del jardín de El Cantador para que, si el área encargada de dar el mantenimiento no puede, la población pueda regar plantas y árboles que se deterioran y mueren cada vez más.