Mario Almada 91 años y Pico

Foto EL UNIVERSAL
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CUERNAVACA, Mor.- A sus 91 años, Mario Almada tiene en cartera cinco películas más por filmar y no deja de hacer un llamado a la gente de tv, para tener trabajo.

“Creo que tengo cara para todo, para malo, bueno, buen padre, buen abuelo, todavía lo puedo hacer, ojalá me hablen de la tele y me hagan una prueba.

“Hay un proyecto de cinco películas, a ver si sí; dicen que estoy, pero está difícil porque (hacer cine) ya no es negocio, los piratas la sacan primero (la película) y quién sabe cómo le hacen”, dice.

El actor de más de 400 películas, entre ellas “Siete en la mira” y “El Tunco Maclovio”, aún se mantiene a sí mismo. Hay algo de sordera y mala vista, ya por la edad, y buena memoria.
Este es Mario, el llamado “John Wayne mexicano”, o como él dice, protagonista del Chile Western, en sus propias palabras, donde sin mencionarlo, siempre hace referencia a su hermano Fernando.

El inicio

Bruno Rey se cortó un brazo para “Los jinetes de la bruja” (1966) y me dijeron: no hay dinero, por qué no haces tú el papelito, son sólo tres días. Y bueno, ya con el editor Carlos Savage (Los olvidados), me dice: qué buena facha tienes y qué bien pasa tu voz; ¡síguele!, ¡la vas a hacer!.
Después vino “Todo por nada” (1969), fuimos a ver a David Reinoso y no quiso porque tenía gira, luego Eric del Castillo y tenía teatro y me dijeron, pues tú. Total, que ya con el látigo (en personaje) en murmullos decían que era un gringo o un argentino al que le habían doblado la voz y se decía, no, es Mario.

Cerca de 400 películas

A veces hacía dos al mismo tiempo, como ocurrió con “La sucesión” y “Una leyenda de amor”. A veces me confundía (con los guiones), pero creo lo hice bien.

¿Envidias?

Hice la película “Zapata” (1970), con Felipe Cazals y Tony Aguilar (el protagonista) y me cortaron toda la acción. Pregunté por qué y dijeron: “¿crees que Tony va a hacer películas para que otros luzcan?”.

Lastimado en acción

De una pierna me fracturé el menisco cuando hice “Cabalgando con la muerte”. Me dijo el director que me bajara del caballo antes de que éste se parara y ahí fue. Ya luego los mismos stunts me pusieron cebolla para curarme.

En otra (Los doce malditos), un indio me brincó arriba, me cayó mal y me safó el hueso del pecho.

Sacerdote ladino

En “La viuda negra” (de Arturo Risptein) hice un cura medio cascalero (risas), ¡Isela Vega habría seducido hasta al Papa!. Me concentraba en las escenas y me resignaba también; a mis hijos les prohibí que la vieran y un día llegó uno de ellos y me dijo: ya te vi con Isela, ¡pásala!.

Las drogas

No digo nombres, pero me invitaban a eso, ni siquiera las probé, siempre me conservé limpio de eso.

Conocimos a Caro Quintero (narco en los 80) en Guadalajara, estábamos en un restaurante y mandó decir que si queríamos tomar una copa. Platicamos con él, dijo que le gustaría hacer cine y nos despedimos.

Deportista, sí señor

Fuimos campeones de Sonora en futbol y beisbol. Era pitcher, soy Yanqui (de Nueva York, equipo de EU) y en futbol era ala derecha, corría para recibir los pases. Le voy a las Chivas de Guadalajara.

Los sinsabores

Un vez en Modesto, California, en una gira un señor nos llamó, a su lado estaba un niño color cobrizo que era su hijo y deseaba una foto con nosotros, porque éramos sus ídolos.
Al año siguiente el mismo señor nos llamó, dijo que lo acompañáramos porque su hijo acababa de morir. Lo vimos tendido en la cama, lo besamos, y estaba la foto. Nos partió el alma.

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