Irapuato, Guanajuato
Los Reyes Magos iluminaron y engalanaron las calles de Irapuato con la sonrisa que lograron “arrancar” a miles de niños que a su paso les iban entregando una carta en la que las ilusiones por un regalo a través de esos seres mágicos encarnan la dicha de la inocencia.
Con un aproximado a los 450 mil visitantes en los 7 kilómetros de recorrido, Melchor, Gaspar y Baltazar, cumplieron con su visita como en los últimos 40 años que se integraron una cabalgata que a su paso, despierta, exalta y hace manifiesta una alegría poco común.
El detalle ha sido de mucho nervio para los más pequeños y también para los más grandes, pues la llegada de esos iconos del misticismo y la magia consolidan en cada paso que dan, pues en todo el trayecto la algarabía y adrenalina por poder observarlos y saber que posiblemente al despertar puedan llevar un regalo se hizo presente.
Ángeles, orquestas, canciones de navidad y la gran corte de honor que involucra que a unos pasos vienen detrás de ellos los reyes magos, son una especie de espectáculo que se vive como si se tratará del mejor concierto del mundo o del show más esperado en un punto de la tierra, o bien así lo pudieran considerar niños, niños que gritan que se han portado bien.
Algunos de los asistentes tienen tanto nervio que les dicen a sus papás que se fijen bien que los globos que soltaron al cielo no se hayan quedado en las ramas de los árboles o que al menos hayan recibido la mirada de los reyes magos, pues no podrían dormir sin obtener al menos un regalo.
Al final de su visita, los Reyes Magos se despiden, recogen las cartas y se llenan de energía para trabajar intensamente en cada una de las casas de aquellos niños que o bien tuvieron suerte, se portaron bien o simplemente les llegó un obsequio, aunque en algunos casos esos seres no han llegado, no por falta de voluntad, sino posiblemente por falta de espacio.
