Irapuato, Guanajuato.- Años y años han pasado y aunque los restos de cientos de personas permanecen allí, parece que a muchos los han olvidado.
Algunas tumbas y lápidas se han hundido, roto y otras incluso se desconoce qué alma descansa en ese lugar.
La maleza ha crecido, el tiempo ha borrado las huellas y el nombre de aquellas personas fueron queridos en vida.
No hay quién los visite, les hable o les lleve flores, o quien rece por su eterno descanso.
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