
Irapuato, Guanajuato.- “Lleve su INE a la mano porque la maña se lo va a pedir, pero no se apure, usted ya está grande” y repitió “no se asuste a todos los que van a Culiacán los bajan”, dijo el chófer del camión que recogía los pasajeros de Irapuato a Culiacán.
Conchita de 66 años, salió por la noche de la terminal de autobuses para visitar a una de sus hijas en Culiacán, donde reside actualmente por cuestiones laborales; la mujer adulta mayor, estuvo esperando el camión que la iba a llevar, pero antes de salir de Irapuato, entró en pánico.

Aunque en Irapuato, la incidencia delictiva pudiera considerarse alta, llegar a Culiacán también pudiera decirse que es otro nivel de impunidad, al grado que viajar, también podría decirse que es peligroso y viajar en un transporte público.
“Ya no me quería subir, porque me dio miedo, pero ya había pagado el boleto y mi hija me iba a llevar a la playa, lo bueno es que no paso nada, creo que porque ya estoy vieja; lo bueno es que no quiso ir mi nieto”, dijo Conchita.