GUANAJUATO, GTO.- Libia Dennise García Muñoz Ledo hacía el llamado a la unidad entre gritos de “¡gobernadora, gobernadora!”. Abajo, la bancada morenista -sin sus aliados del PT y PVEM- desplegaba viniles contra la ya gobernadora; arriba, en la tribuna, el panismo en pleno respaldaba a la suya. El resto del morenismo aguantaba, estoico, el estar en terreno ocupado por el enemigo.
Estado de ceremonias
Considerado como día histórico porque por vez primera una mujer gobernará al estado de Guanajuato, fue también prolijo en ceremoniales; efusivos saludos, selfies y ventaneo ante la prensa para la entrevista “chacalera” de rigor.
Y así inició la ceremonia: Libia fue recibida con el grito de ¡gobernadora! y el aplauso del panismo que dominó la tribuna. Ella, con vestido beige, cumplió con los ceremoniales cantos de los himnos y honres a las banderas nacional y estatal.
El recinto, llenó de representantes de todos los partidos: exgobernadores, presidentes municipales, legisladores federales, dirigencias panistas; y lo similar de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena y otros partidos).
Entonces, García Muñoz Ledo rindió protesta ante invitados especiales, encabezados por el presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Héctor Tinajero Muñoz; miembros del gabinete estatal, legal y ampliado; autoridades federales, estatales, civiles y militares, así como dirigentes de partidos políticos y representantes de sectores sociales:
“Protesto guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la del Estado de Guanajuato y las leyes que de ellas emanen y desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo que me ha conferido el pueblo para bien de la Nación y de nuestro Estado de Guanajuato y si así no lo hiciere, que el pueblo me lo demande”
Y mientras el electoralmente minado panismo guanajuatense, que miraba con reproche a su dirigente nacional, Marko Cortés, recibió a la protagonista de este relato con el grito de “¡gobernadora, gobernadora!”, lo que motivó a que la bancada morenista, encabezada por David Martínez Mendizábal y Hades Aguilar, sacaran sus viniles:
El más grande, con el mensaje de “La pobreza se combate, no se usa electoralmente”; le seguía una más pequeña, en manos de una Hades Aguilar que presidió a una de las menos productiva de las comisiones, la de migrantes: “¡Libia! Desaparecer la secretaría es traicionar a los migrantes”. Luego, otras más pequeñas que hicieron endurecer el gesto de la ya gobernadora: “Vale por un voto”.
Libia soltó frases del discurso político a la antigua, lleno de metáforas:
“Ninguna voz individual es más fuerte que la voz colectiva de Guanajuato”. Y siguió: “al pronunciar este juramente legal que nunca antes había sido pronunciado por una mujer, lo hago nombrando a
las mujeres de Guanajuato”. Y continuó con la mención de nombres: de Josefina marmolejo, luchadora independentista, hasta Olga Costa, pintora del siglo XX; con énfasis en Margarita Solís Rangel, primera diputada electa de Guanajuato; Yesenia Rosas, primera legisladora migrante, y Plásida Calzda, la primera diputada de los pueblos originarios. Aludió a las madres buscadoras. “Estaré a la altura de su lucha, es la mejor forma de honrar a Guanajuato”, dijo, y recordó que el suyo será un gabinete paritario.
Prosiguió: “Empezaremos a escribir un nuevo comienzo, convertir cada palabra en acción y cada compromiso en resultados”; dijo que estará en las calles y soltó la primera frase que hizo bajar el gesto adusto de la bancada morenista:
“Los verdaderos enemigos no son los que piensan diferente, no están entre nosotros; son la violencia y la desigualdad”.
La diputada del Partido del Trabajo y el dúo legislativo del Partido Verde Ecologista de México miraron cómo la gobernadora era cobijada por el panismo, mientras sus aliados aguantaban estoicos. Malú Mícher oía sin aplaudir, lo mismo que Ricardo Sheffield. En el área de invitados, Éctor Jaime Ramírez Barba trataba de que el dirigente estatal, Jesús Ramírez Garibay, y un grupo de asesores morenistas, quitaran uno de los viniles. Al panismo sólo le quedó gritar casi en los oídos de los manifestantes el “¡gobernadora, gobernadora!”.
“Podemos enfrascarnos en discusiones que nos alejan de las personas o dialogar para construir”, les dijo Libia: “la unidad es la que suma el talento de las personas; la división sólo resta y destruye; aunque unidad no significa uniformidad, porque la riqueza está en la pluralidad y en la diversidad de creencias de orígenes de voces”.
Y llegó otro momento que desarmó al morenismo:
“Como gobernadora, extiendo mi mano sin reserva a todas las fuerzas políticas representadas en este congreso; extiendo mi mano franca y sincera sabiendo que para que exista diálogo y acuerdos se requieren dos partes para hacerlo realidad y en mí encontrarán una de ellas; seré aliada de quienes busquen lo mejor para Guanajuato, sin importar partidismo e ideología”. Otra vez la concurrencia le rindió pleitesía. Morena aguantaba estar en patio ajeno.
Ofreció un gobierno de apertura, pero también enseñó el puño:
“No me detendré ante quienes escondan intereses personales u obstaculicen el desarrollo de Guanajuato”.
Una y otra vez dijo que el suyo sería un “gobierno de la gente que va a representar a todas las voces” y que “creo en las libertades, la democracia y la libertad, la división de poderes, los contrapesos y el trabajo armónico que construye el bien común”.
Dijo tener “un profundo respeto por los poderes constitucionales” y “pido que sea un nuevo comienzo en la relación con todas las fuerzas en el marco del equilibrio de poderes”.
Agregó que el Poder Judicial tendrán en ella a “una mandataria respetuosa de la ley, la constitución y la división de poderes.
Luego, la parte operativa: “actuaremos en corresponsabilidad en colaboración entre los tres poderes, con el gobierno federal y los municipios”, para rematar:
“Vamos a regresarle la paz y la tranquilidad a Guanajuato”.
Se dijo aliada incondicional de las mujeres, que garantizará el acceso a la salud y al agua, que buscará la sustentabilidad y el respeto al medio ambiente y a los derechos humanos, que trabajará por los migrantes, por la inclusión por las comunidades indígenas y de la diversidad sexual:
“Estaré en las calles, en cada municipio, muy cerca de ustedes, para que tengan a una gobernadora siempre presente”.
Su frase constante fue la de “gobierno de la gente”, que “no habrá diferencia de colores partidistas, porque el único color que tenemos cuando asumimos el cargo es el color de Guanajuato”.
Otra vez las porras.
Ya Morena mostraba un mayor estoicismo y descansaron un poco cuando Libia expresó: “estoy segura que la próxima presidenta de México tendrá unan gran visión para incluir a los estados en su proyecto de gobierno y Guanajuato será uno de ellos”.
Los morenistas, impávidos, escuchaban:
“Que la confianza se traduzca en resultados, el nuevo decir será el hacer, Guanajuato y México nos necesitan unidos”. Y abundó:
“Las mujeres ya llegamos y aquí estamos y vamos a demostrar de lo que somos capaces. Como la gobernadora del pueblo de Guanajuato, estoy segura que tendré aliados y aliadas incondicionales”.
Sheffield y Malú veían aplaudir a Miguel Márquez a la izquierda y a Vicente Fox y Marta Sahagún a su derecha.
El colofón
A un nervioso Rolando Fortino Alcántar Rojas, presidente del Congreso del Estado, le tocó rematar:
“Hoy comenzaba una nueva época, una historia de cambio y compromiso. Este 2024, será recordado como un año histórico, gracias a la conquista y el aumento de espacios en el servicio público para las mujeres, pues también a nivel nacional, tendremos a la primera mujer presidenta de México” y que “este año marcará un antes y un después en la política y en la vida pública del estado, ya que en sí mismo, el Congreso hizo historia al ser la LXVI Legislatura la primera en que las mujeres son mayoría”.
Alcántar Rojas indicó que serán un Congreso de puertas abiertas y nunca buscarán invisibilizar a nadie y ofreció su compromiso inquebrantable de caminar al lado de la sociedad en esta nueva etapa. Afirmó que la renovación pacífica e institucional de los Poderes, basada en el voto libre y secreto, es el fundamento de la democracia, y que la confianza debe ser refrendada todos los días, con acciones que velen por el bienestar y la prosperidad para las y los guanajuatenses.
Luego se dedicó a las loas a la gobernadora, olvidando la separación de poderes:
“Desde el Congreso de Guanajuato, cuente con nuestro apoyo para acompañar todo lo que sea en beneficio de la sociedad. Con lealtad desempeñaremos el cargo que se nos ha encomendado a través de la voluntad de los electores”.
Morena había guardado sus mantas.
Fortino Alcántar hablaba de los retos que enfrenta la entidad y a los que deben responder, como las mejoras en seguridad, abatir el rezago educativo, la pobreza y la desigualdad.
Señaló que es un año histórico y que a nivel nacional se tendrá también a una mujer en la presidencia de México; “seremos un congreso de puertas abiertas”, con lugares para representar a migrantes, indígenas, personas con discapacidad y de la diversidad sexual.
Más porras a Libia. Más chacaleo afuera. Más confrontaciones cuando la diputada morenista Hades Aguilar salió del recinto para reclamar a uno de los hijos de Marta Sahagún por una frase contra un asesor de su partido que es persona con discapacidad. El Bibriesca Sahagún se disculpó.
Los morenistas salieron de ese patio donde no mandan (todavía). “Volveremos”, habrían de decir. Los que tienen como líder principal a un prominente expanista, van por el combate contra lo que consideran “la derecha”; Libia siguió se llevó su mano extendida a la Alhóndiga de Granaditas, a donde fue a bañarse de pueblo.