Pénjamo, Guanajuato.- Aunque nunca se vio como político y mucho menos del PRI, en medio de la rebeldía de la juventud Javier Pérez cambió sus sueños de ser futbolista y luego policía, por el de trabajar para mejorar su ciudad natal Pénjamo, desde aquello que llegó a odiar en algún momento: la política.
Infancia de trabajo, estudio y la iglesia
“La realidad es que nunca me imaginé ni siquiera andar en la política, tenía un concepto de que eran mentiras, corrupción, indiferencia, tengo que confesar que odiaba a los políticos y más a los del PRI, porque nos han metido en la cabeza que todo lo que pasa en el país es por culpa del PRI”.
Amante del futbol y del equipo Cruz Azul, estudio la primaria en la escuela Morelos, donde convivió con el hambre, la pobreza y la necesidad de los chicos de los “barrios pobres” de Pénjamo. Su propia necesidad personal y familiar lo tuvo siempre en ocupaciones como mandadero en la cantina de “El charro”, lugar que marcó mucha su personalidad de dicharachero y conocedor de las problemáticas sociales.
Experiencias en esa etapa definieron su personalidad, “en la escuela me agarraban de los pies, me ponían de cabeza y me quitaban el dinero, tenía que ver una forma que no me agarren de bajada, fui con mi papá y me dijo que para la próxima que viniera llorando que me quitaron el dinero, él me iba a poner otra, así que aprendí a enfrentar las cosas y buscar soluciones. Le empecé a ayudar con la tarea al que me pegaba”.
Juventud rebelde, de futbolista a federal de caminos y abogado
Aún enamorado de la figura del futbolista Carlos Hermosillo del Cruz Azul, la rebeldía lo alejó de las canchas y de la escuela, para intentar conseguir una independencia económica y emprender su primer negocio propio, un autolavado en sociedad con un amigo.
“Nos dimos cuenta que no servíamos para eso, decíamos haber, shampo, el agua, por 35 pesos, nuestro trabajo valía 15 pesos y no nos alcanzaba para nada, teníamos que ahorrar, a los cuatro meses me di cuenta que mejor tenía que estudiar y le pedí una oportunidad a mis papás para regresar a terminar la preparatoria”.
Tras terminar la prepa y enfocarse en el estudio de manera más dedicada, llegó el anhelo de querer ser federal de caminos, sueño que su madre frustró y lo llevó a alejarse nuevamente de las aulas como un acto de protesta, pero ante la exigencia de su madre por cumplir su promesa de una nueva oportunidad en el estudio, opta por estudiar derecho en la Universidad de León.
Al estudiar la carrera descubrió que le gustaba en realidad el derecho y las leyes, hasta pensó en ser ministerio público, “me mande hacer unas tarjetas de presentación como abogado, apenas había cursado unas materias y yo andaba de licenciado sacatiliches y llevando asuntos mercantiles, laborales o cobrando pagares por gusto, ya luego quería ser magistrado”.
Aparece la política en su vida
“Un amigo me invitó a la política, necesito a alguien me dijo, pero yo le advertí, no me gusta la política, son corruptos, tranzas, pillos, pero me empezaron a contar de la revolución, de la ideología y de las instituciones y me dieron en mi pata de palo, yo dije, yo abogado, ese soy yo, me metí de lleno”.
Javier Pérez llegó a la política en un esquema de la vieja usanza cuando la misma persona es el candidato siempre y se buscaba a la gente solo a pedir el voto, pensó en hacer las cosas de una forma distinta y estar con la gente todo el tiempo y ahí surge el proyecto de la Asociación Civil y el trabajo con la gente.
Dentro de la política y en su corta carrera, ha sufrido derrotas pero son lo que más le ha aportado y le ha hecho madurar, asegura.
Javier y Ana a doce años
Ana, la esposa de Javier Pérez ha estado en cada etapa de su vida y ha sido parte importante de cada proyecto que ha emprendido y aunque tienen orígenes muy distintos han logrado integrarse y construido una relación sólida y duradera.
A doce años de relación y cuatro de matrimonio, Ana enamoró a su esposo de los perros, aunque no le gustaban, actualmente tienen tres viviendo con ellos, una chihuahua, una bóxer y un bull dog francés, mientras que Javier la ha podido integrar en la política y vivir una campaña política a su lado “me ha costado mucho acostumbrarme, sobre todo a la guerra sucia” reconoce Ana.
El futuro de Javier Pérez
“Me siento seguro de lo que vamos a conseguir el 1 de Julio, pero tampoco estoy aferrado y estoy maduro y listo para lo que ocurra” dice con respecto al futuro político, pero hay otros planes y anhelos más profundos para el joven político y su esposa, “queremos concebir gemelos, pero ya que pase todo esto” asegura Ana, mientras por su lado Javier aclara, “quiero que sean niñas”.
Espero ser Útil en las acciones que Ustedes EmprendanSoy Ciudadano de la Ordeña de Barajas actualmente ,Radicando en Iguala, de l Independencia Gro.,