La presa del Peralillo, una excusa para olvidar las preocupaciones

El destino predilecto de Guanajuato que atrae a los turistas con su encanto natural

Por Daniela Solórzano.

Guanajuato, Gto.- En la sierra de Guanajuato se encuentra uno de los lugares favoritos de los turistas, Peralillo. Sus actividades al aire libre lo convierten en un sitio concurrido por familias y amigos en cualquier época del año. El cerro es un espacio tranquilo y con vistas que consiguen que los visitantes regresen a pasar sus días libres en él.

La entrada es por el poblado de Santa Rosa, los vehículos pueden entrar hasta el rancho del Peralillo. También hay personas que llegan a pie, toman un autobús de la capital al poblado de Santa Rosa y de ahí caminan al rancho, pero la distancia y el camino se vuelven ‘pesados’ para quienes no están muy acostumbrados a ir a pie.  Se cobra una cuota de cuarenta pesos por persona y hay una tiendita de abarrotes donde venden leña y rentan asadores, cuyo horario de atención es de 7 de la mañana a 9 de la noche.

La exploración de la zona requiere tiempo y los visitantes pueden elegir hacia dónde moverse. Entre las experiencias que se ofrecen está la tirolesa, la renta de bicicletas, el campo de gotcha y el paseo a caballo. Aunque no se necesita pagar por ninguna de estas actividades para disfrutar el día; ya sea que decidan pasar el rato deambulando por el cerro, escalando hasta subir a la parte más alta, visitando la presa o descansando, no hay lugar para el aburrimiento.

Un grupo de estudiantes universitarios y sus amigos siempre aprovechan las vacaciones, ya sean de semana santa o de finales de semestre para llegar a acampar. Ellos comentaron que esta “tradición” lleva 2 años. Todo comenzó por un proyecto escolar en el que tuvieron que visitar el cerro, el ambiente y la convivencia fueron tan agradables que decidieron volver al menos una vez cada periodo escolar.

El objetivo de estos jóvenes tras su visita fue pasar tiempo juntos, “cotorrear y desestresarnos de las materias reprobadas y los exámenes” dijo Juan Rocha, estudiante de la UG. Los amigos relataron que la primera vez que llegaron al cerro del Peralillo no pudieron dormir por el frío. Los cambios de temperatura son notorios, para pasar la noche ahí es necesario llevar cobijas y chamarras, pues las noches son bastante frías. Mientras que, en el día, el sol es intenso y el viento sopla bastante.

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