Irapuato

La Ex Hacienda San José del Copal persiste hasta nuestros días

Una de las 35 haciendas coloniales, actualmente propiedad de la Universidad de Guanajuato, la Ex Hacienda toma parte en la historia nacional

Irapuato, Guanajuato

Ubicada a la salida de la Carretera Irapuato – León en la desviación a la Comunidad del Copal, esta Hacienda se caracteriza por su fachada principal con nueve arcos de cantera rosada, flanqueados al sur por una rústica pared de piedra de más de cien metros de longitud limitando la huerta y al norte, encontramos la fachada principal de la capilla con su bello campanario.

Ésta es una de las 35 haciendas coloniales que existen dentro del territorio guanajuatense, su construcción data de fines del siglo XVI, cuando el Virrey Don Álvaro Manrique de Zúñiga, el 13 de Mayo de 1558 Autorizó a Don Alonso de Santiago su construcción.

Como todas las haciendas en México, su origen se remonta hacia las primeras encomiendas y mercedes de tierra que, a partir del siglo XVI, la Corona Española otorgara a los primeros “Ibéricos” y a sus soldados de más alto rango, quienes llegaron a convertirse en auténticos señoríos semifeudales.

La Hacienda San José del Copal, desde sus inicios se dedicó a la producción de alimentos como el maíz, fríjol, trigo, cebada, garbanzo, lenteja y en un tiempo caña de azúcar, así también a la explotación ganadera de bovinos, caprinos, ovinos, equinos y porcinos.

En promedio durante el siglo XIX, la superficie de la Hacienda fue de 14,596 hectáreas. En 1975, el casco de la Hacienda San José del Copal, así como 160 hectáreas de terrenos aledaños, pasan a ser propiedad de la Universidad de Guanajuato en la División de Ciencias de la Vida (DICIVA).

La actual encargada de Comunicación del recinto, Irma Hernández, mencionó que a través del tiempo, la hacienda ha tenido una serie de restauraciones, en los cuales, dentro de los trabajos realizados, pudieron rescatar y retocar en sus instalaciones, ciertos puntos arquitectónicos.

Se pueden apreciar arcos descubiertos de cantera en salones interiores, pilares de estilo jónico en la parte trasera y otros trabajos de índole de restauración histórica, a los cuales los encargados pudieron hacer modificaciones sin alterar el valor cultural e histórico que poseen las instalaciones.

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