Desde el pasado 1 de junio la normalidad ha regresado a ciertos sectores de la economía mexicana, algo que había previsto la Secretaría de Salud desde que se empezó a encarar el regreso a la actividad habitual. No una normalidad cualquiera, pero sí una “nueva normalidad” que pretende reactivar la industria y acabar con el largo parón que ha provocado la llegada del covid-19 y el aislamiento voluntario de la población. El sector de la construcción, junto al de la minería y la industria automotriz, son los que han reiniciado su actividad total, según informó el Instituto Mexicano de Seguridad Social. Un total de 13.160 empresas edificadoras tienen luz verde para reactivar toda su actividad, aunque no de cualquier manera.
Todas ellas serán vigiladas de cerca y tendrán que pasar paulatinamente por inspecciones para comprobar que están cumpliendo las medidas sanitarias impuestas por el Gobierno de México. Desde el Ejecutivo todavía piensan que hay un riesgo real de rebrote y de que se produzcan contagios entre los trabajadores, a través de cadenas que sean complicadas de controlar y frenar. Algo que sería desastroso y más teniendo en cuenta el golpe que se espera en este área de empleo. Las previsiones en el continente americano son bastante desalentadoras, aunque México es de los pocos países en los que se confía que salga reforzada.
Un refuerzo que se espera a través de la reactivación de un proyecto tan importante como el Tren Maya en el sureste del país, donde arrancó a finales de 2018. Según los datos de AMLO ya se han invertido más de 40.000 millones de pesos en contratos, lo que supondría casi un 30% del presupuesto. Por eso, por el millón de empleos que se estima que creará y por los más de 350 millones de pesos que se esperan de beneficios tras su construcción, es que ha sido de los más reciente reactivarse. “Es un gran detonador de crecimiento económico y eso va a ser muy positivo para la zona”, dijo el presidente López Obrador en una comparecencia celebrada este primero de junio en torno al proyecto en Quintana Roo.
Otra de las cosas que preocupa es cómo afectará la entrada de la tecnología y del teletrabajo al sector, a pesar de que por la naturaleza de la actividad no es uno de los que más deba preocuparse por ello. Aun así, los conglomerados también buscan promoción en la red, ahora que la demanda de muchas actividades se va a realizar a través de este canal. Según informes del Instituto Global McKinsey, el sector constructivo es el segundo menos digitalizado a nivel global detrás del de la agricultura, y hay compañías que ante las vísperas de futuro se abren al mercado online.
La última más conocida en hacerlo, justo antes de que arrancara toda la pandemia, fue la constructora Eurocimbras. Una empresa con más de 20 años de experiencia en el sector y que se suma al negocio en línea en palabras de su director general Roberto Vargas: “Hemos implementado una amigable plataforma e-business que facilita las transacciones de nuestros clientes”. Un portal bastante básico, pero necesario para poder alcanzar el objetivo. No es la única que lo ha hecho, porque otras como Cintac, Nibsa o Feltrex también se han sumado al e-commerce y a readaptar sus catálogos de productos en pleno proceso de digitalización.
Todo ello también ayuda a que se alimente la esperanza en una recuperación temprana en el sector. Según encuestas realizadas por el desarrollador de software, Procore, inmobiliarias y desarrolladoras se acercarían para el 2021 mucho más a la tecnología y eso hará que la industria de la construcción mejore. Señala que en torno a dos tercios de los proyectos de construcción siguen activos y un 90% de los encuestados considera que la supervivencia de muchos de ellos pasará por adoptar trabajos desde casa, para así respetar y trabajar por la seguridad de sus trabajadores. Los datos se recabaron en torno a la región de América del Norte.
El medio NotiPress fue el que publicó los resultados y recalcó que aun así más de la mitad de los dirigentes piensa que los recursos destinados a obras en 2021 van a ser menores en el próximo año en comparación con el 2019. A pesar de que los recursos puedan ser más limitados, la confianza de los encuestados durante la crisis es palpable. El informe refleja que la producción en las naves industriales es lo que más se ha mantenido durante estos dos meses, mientras que la construcción en el sector sanitario se tuvo que detener.
Eso sí, la recuperación no se esperaría hasta finales del 2021, como recalcó BBVA México. Carlos Serrano, economista jefe de la compañía, advirtió de una situación que viene de antes: “Creemos que puede ser una contracción de mayor duración porque ya veníamos de un año en contracción. Es decir, en la crisis del COVID-19 el reloj de la contracción ya empezó hace un año”. Con esto, la curva de bajada continuaría hasta finales de año, para después alcanzar una recuperación que a largo plazo fuera beneficiosa.