Irapuato, Guanajuato.- Jesús de 12 años, el niño que duerme en la calle junto a su abuela, tiene una hermana que decidió “irse con el novio” que seguir con ellos. El menor ayer logró cenar unos tacos frente al IMSS, pero ya los taqueros no le hacen mucha confianza, porque “cambia” constantemente su historia de vida; aunque aún es un niño.
Alrededor de las 10 de la noche Jesús y su abuela, tienden lo que para ellos podría decirse que es su cama, es decir, un par de cartones y una pequeña cobija, para después colocarse en la banqueta, justo en el acceso al área de urgencias del IMSS.
Ahí el pequeño, muestra aún poco de la inocencia que le queda y la falta de vergüenza del que dirán, pues a esa hora tiene sueño y junto a él, se encuentra su abuela, una mujer que ronda entre los 55 a 60 años, muy parecida al niño.
Ambos en el día piden dinero para comer, van de puesto en puesto, de mano en mano, en el Oxxo, en las farmacias, en la zona de hospitales donde han subsistido y aunque para algunos se ha vuelvo un “enfado” y para otros indiferencia, la realidad es que viven de lo que piden.
La historia de Jesús no esta tan detallada, porque no quiere hablar de ella; Jesús al momento de platicar para algunos, habla de una hermana pequeña y su abuela en llevarles de comer, dice que vive brincando las vías, en otras que sus papás son vigilantes y salen muy tarde de trabajar.
El hecho es que ese pequeño niño y su abuela descansan en las calles, donde en muchas de las ocasiones la indiferencia y el juicio al parecer son más sencillos que la subsidiariedad y apoyo, porque posiblemente jamás hemos imaginado que para vivir en la calle se necesita mucho valor y dolor.
