
Irapuato, Guanajuato.- Con más de medio siglo de historia en México, el escultismo ha demostrado que su esencia trasciende generaciones y edades, tal es el caso de Isidoro Luna quien a sus más de 70 años decidió integrarse a la vida scout.
Todo inició cuando La nieta de Isidoro comenzó a participar en los scouts y hubo la necesidad de apoyar en los campamentos que la nieta iba realizando, dado su entusiasmo, colaboración y ayuda en cada evento fue invitado a formar parte de la agrupación Antiguos Scouts y Guías Adultos de México.
“La voluntad de querer ayudar con algo, sentirme útil, para mí, para los demás, es poner mi vida al servicio de los demás” señaló el scout veterano.

Dentro de las habilidades que Isidoro ha puesto al servicio de los demás es su capacidad de preparar comida a grandes volúmenes, el solo les pide que le lleven los implementos y él se encarga de preparar la comida.
Una fecha que no olvida es 14 de abril de hace 11 años cuando se jubiló de técnico en construcción, pues relató que en menos de tres meses le vino un decaimiento tan severo que se vio mermada su salud y su ánimo, inclusive pensó que no llegaría a finales de ese año, pero a raíz de estar apoyando a su nieta en los scouts, esto le ha inyectado nueva vida.
En Guanajuato, la Asociación Nacional de Antiguos Scouts ANASMAC mantiene vivo ese espíritu a través de siete grupos distribuidos en el estado, en municipios como Valle de Santiago, Celaya, Dolores Hidalgo, Salvatierra, Salamanca, Irapuato y la capital, que en conjunto reúnen a cerca de 50 miembros activos, informó Antonio Navila, representante de la asociación en Guanajuato.
A nivel nacional, la organización cuenta con alrededor de 200 integrantes en ciudades que van desde Tijuana hasta Mérida, con presencia también en Durango, Colima, Mazatlán, Aguascalientes, Monterrey, Ciudad de México, Tula, Tehuacán y Chalco.

Navila explicó que el objetivo de la agrupación, es claro: dar continuidad al espíritu scout en la edad adulta, cuando las responsabilidades y el desgaste físico limitan la posibilidad de participar en actividades intensas al aire libre.
“Muchas veces el cuerpo ya no nos da, pero las ganas de seguir siendo scouts no se pierden. Aquí nos adaptamos a las necesidades de cada uno, organizamos caminatas, campamentos sencillos y, sobre todo, seguimos apoyando a los grupos juveniles en activo”, señaló el representante en Guanajuato.
Uno de los ejemplos más representativos es el del señor Isidoro, quien nunca perteneció a los scouts en su juventud, pero se acercó al movimiento a través de su nieta. Hoy participa activamente y prepara junto a otros integrantes la fundación de un nuevo grupo en Irapuato.
Casos como el suyo demuestran que el escultismo no reconoce límites de edad. “El espíritu scout no tiene edad. En Mérida tenemos un señor de más de 80 años que, aunque no puede estar físicamente en todas las actividades, participa con entusiasmo en las reuniones virtuales y sigue siendo parte de la hermandad”.
De esta manera, los veteranos scouts reafirman que el escultismo es más que una etapa de la infancia o la juventud: es un estilo de vida que acompaña siempre, y que ahora ellos buscan preservar y transmitir a las nuevas generaciones.