Haití, en el filo de la crisis humanitaria

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“No hay ayuda internacional suficiente
ante la pobreza extrema.
Abel Pérez Rojas.

Opinión.- Hace cinco años con motivo de un terremoto de 7.3 en la escala de Richter en Haití, murieron más de 230 mil personas y cerca de 300 mil resultaron heridas, bien vale la pena echar una mirada atrás, aunque hoy todo esto pareciera olvidado ante eventos como el reciente ataque terrorista a la revista Charlie Hebdo.

Recordemos que la devastación por el sismo provocó verdaderos escenarios dantescos que en su momento perturbaron la atención mundial –como la escena de mujeres alimentando a sus hijos con tortas de barro.

Pese a que algunos reportes señalan la reducción del 31 al 24 por ciento de la pobreza en Haití, la opinión  popular dice lo contrario.

De acuerdo con una reciente entrevista que Deutsche Welle realizó a Olson Regís, director social de la organización TECHO, en Haití 150 mil familias no cuentan con una vivienda y una parte no definida de instituciones educativas operan en instalaciones prestadas o alquiladas.

El anterior panorama va en sintonía con un informe elaborado por Amnistía Internacional:

Las condiciones de vida en los campos siguen siendo extremadamente precarias. La provisión de servicios esenciales ha ido disminuyendo progresivamente a lo largo de los años, debido a la reducción del financiamiento y a que se le da mayor prioridad al cierre de los campamentos”.

Desgraciadamente a los efectos devastadores del terremoto deben sumarse las décadas de retraso del país más pobre del continente. Por ello es claramente comprensible que la euforia y solidaridad internacional sólo sirvió para apaciguar parcialmente las necesidades más apremiantes después del movimiento telúrico.

Pero pasado el tiempo se comprobó que se trataba de una situación mayúscula: la pobreza ya estaba instalada ahí desde antes y la cooperación internacional ha ido disminuyendo, como hace poco lo admitió Elizabeth Hogan, secretaria interina de administración de la oficina para América Latina y el Caribe de la Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID).

Por ejemplo, para dimensionar la mengua de la solidaridad internacional, Estados Unidos planeaba construir 15 mil casas, pero sólo ha logrado edificar 2600, y eso que se trata del país que más ha aportado a la causa.

Es más que negro el panorama en Haití, si a la situación de vivienda sumamos los problemas sanitarios como la epidemia de cólera que a la fecha ha matado a casi 9 mil personas, o los conflictos étnicos y políticos que han desembocado esta semana en enfrentamientos violentos en Puerto Príncipe exigiendo la renuncia del presidente Michell Martelly.

Si se quiere evitar una catástrofe humanitaria mayor, es urgente que la comunidad internacional retome la ayuda coordinada y sin la intención de dominación, de no hacerse se estará abonando al estallido social y a la perpetuación de las condiciones propias de la barbarie en aquel país.

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