Podrá no ser Rambo o Steven Seagal, pero por lo que David Rivas Huete dice poco le falta para ser su versión española. Cuando hace negocios en México y España, se presenta como un verdadero mercenario experimentado, todo un cañón de grueso calibre que sabe moverse en el bajo mundo internacional de los soldados a renta y que ha salido airoso de más de una situación de peligro, con balas silbándole cerca de la cabeza.
Este ciudadano español, contratado desde el año pasado por el gobierno de Guanajuato para entrenar a las fuerzas especiales de la policía del estado, presume el currículum de un hombre curtido en batalla. La lista de éxitos impresiona: experto en artes marciales.
Maestro del shotokan y del kickboxing. Diestro en conducción rápida de vehículos. Autor de dos libros sobre cómo ser un guardaespaldas VIP. Colaborador de la Revista Cinturón Negro. En el papel, su palmarés incluye viajes a zonas calientes en todo el planeta, con aventuras en África, Irak, Afganistán y México, además de un episodio heroico en la selva del Amazonas, en donde osadamente logró burlar a las FARC y salvar a una española secuestrada.
En enero de este año, la Procuraduría General de Justicia de Guanajuato le presentó en un evento como “instructor de cursos contrainsurgencia”. Compartió el podio con el procurador Carlos Zamarripa y el secretario de Seguridad Pública, Álvar Cabeza de Vaca, dos de los hombres más poderosos y mejor informados del estado. Extrañamente, le confirieron el poco habitual privilegio de tomarse una foto con él en el sitio de honor, al centro. En su única presentación pública en México hasta la fecha, Rivas Huete hasta ofreció un discurso sobre la importancia de modernizar a las fuerzas de seguridad mexicanas.
Pero el de Rivas Huete es un gatillo de oropel con balas de labia. Mucho de lo que dice –los viajes, la experiencia militar, el rescate amazónico—forma parte de una mentira que fue documentada en la década pasada por la prensa española y que es tema de constante conversación en foros de especialistas de seguridad. Lo que es real es que legalmente es un estafador prófugo de la justicia en España, en donde se le conoce como el “mercenario de pastel” por su historial de fraudes, el último de ellos motivo de varios reportajes en los medios de comunicación, un libro y hasta una película de la cadena Antena 3 que está en posproducción.
Rivas Huete debería estar en la cárcel pero vino a ocultarse al Bajío, en donde ha escalado hasta lo más alto en las esferas de seguridad de Guanajuato: en 2012 se presentó ante la Procuraduría General de Justicia del estado con credenciales falsas que le acreditaban como todo un experto en seguridad internacional, un veterano de la brigada Plus Ultra española que sirvió en Irak durante la invasión estadunidense de 2003, aún cuando nunca fue militar en activo, sino simplemente reservista.
Con las puertas abiertas en Guanajuato –y perseguido en España–, su empresa, High Security Solutions, instaló en 2012 una oficina en la ciudad guanajuatense de Salamanca, desde la que operó la adquisición de contratos como proveedor de seguridad con las autoridades del estado. Tuvo éxito. Desde el otoño del año pasado, este ciudadano español es uno de los entrenadores extranjeros del Grupo Especial de Reacción Inmediata de la Procuraduría General de Justicia y el Grupo Táctico de la Secretaría de Seguridad Pública, las dos unidades de élite del gobierno guanajuatense.
Pero en el sentido legal Rivas Huete es un criminal. La justicia de España tiene una orden de aprehensión en su contra, según consta en un oficio de la Audiencia Provincial de Madrid en poder de este diario, en el que se advierte que el presunto mercenario tendría que haberse presentado en abril pasado ante la policía española para cumplir con una sentencia de dos años y medio de prisión por el bochornoso caso del fraude contra una mujer, a la que engañó, literalmente, en televisión nacional.
Hoy, los policías más importantes de Guanajuato están siendo entrenados por un personaje de historial nebuloso en el mejor de los casos –y ficticio en el peor– al que las autoridades españolas quieren ver de vuelta en la península para enviarle a la sombra.
“¡Nadie sabía que estaba en México! Este hombre está huido de la justicia en España y nosotros lo que esperamos es que enfrente a la ley, pero nuestro miedo es que desaparezca nuevamente”, dijo Clara Cordero, abogada madrileña que ha llevado desde 2008 un caso en contra de Rivas Huete por fraude.