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El oscuro secreto de la boda de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera

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A pocos días de la llegada del Papa Francisco a México, el equipo de investigaciones de Aristegui Noticias ha revelado que la boda entre el Presidente de México, Enrique Peña Nieto y la Primera Dama, Angélica Rivera, se llevó a cabo de manera irregular, rompiendo varios de los reglamentos eclesiásticos de la Iglesia Católica.

En pocas palabras, esta boda se puede considerar como una farsa, arreglada por la Arquidiócesis Primada de México, encabezada por el cardenal Norberto Rivera.

Antes de casarse con el ahora Presidente de México, Rivera contrajo nupcias con el productor de televisión José Alberto Castro, en el año 2004. La boda se llevó a cabo el 2 de diciembre de ese año, en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en la colonia Roma, en un evento íntimo.

La ceremonia sería oficiada por el padre José Luis Salinas, quien era mejor conocido como “El Sacerdote de las Estrellas”. En 2007, Angélica obtuvo el protagónico en la telenovela Destilando Amor, el cual le gano el sobrenombre de “La Gaviota”. Su creciente popularidad la llevó a convertirse en la imagen oficial del Estado de México, el cual tenía como gobernador a Enrique Peña Nieto.

En el año 2008, Rivera y Castro firmaron el divorcio por la vía civil. En noviembre de ese año, Peña Nieto confirmó en el programa Shalalá, que él y Angélica eran novios.

El miércoles 11 de marzo de 2009, Rivera acudió a la Arquidiócesis, donde presentó el proceso de invalidez de matrimonio, o al menos así lo declaró la hermana de Rivera, Maritza:

“No se trata de una anulación de matrimonio, sino de invalidez porque se casó en la playa y es un trámite que está haciendo por sus hijos.”

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En el año 2009, Angélica dio una entrevista para la revista Quién, donde explicaría un poco mejor el asunto de su separación:

“Después de mi divorcio civil, pedí la anulación de mi matrimonio por la Iglesia y hasta entonces, me enteré de que la Iglesia no puede hacer válido el supuesto matrimonio de la Iglesia de Fátima, porque no se corrieron amonestaciones. En la ceremonia del 2 de diciembre no hubo anillo, no hubo lazo y, por si fuera poco, el padre de la iglesia de Fátima que firmó el acta no tenía permiso para celebrar el sacramento. Por eso, la Arquidiócesis Primada de México lo resolvió como una “falta de forma canónica”, pero la verdad fue un error nuestro que no sabíamos que se podía presentar esta situación.”

Estas declaraciones, molestaron a los que estuvieron presentes en la ceremonia, quienes sintieron que todo esto era más que una burla. Sobre todo la actriz Verónica Castro, hermana de Jose Alberto, quién en su entrevista para la revista ¡HOLA! diría las siguientes palabras:

“¿Ahora resulta que se casaron de mentira? ¿Ahora resulta que somos una bola de idiotas los que estuvimos aquel día? ¿En qué, en una función de payasos o de circo? A lo mejor, todo se arregla con dinero o con una relación buena con el posible presidente de México.”

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Al mismo tiempo que se llevaba la “anulación”, la Arquidiócesis de México, levantó un caso en contra de Salinas Aranda, por la falta de licencia y haber simulado el matrimonio de Rivera y Castro, por lo que debía ser “castigado” y que había realizado sacramentos en Televisa sin la autorización de Norberto Rivera.

Esto causó el paro en las actividades del padre Salinas, además de que se le prohibió vivir en la Ciudad de México.

El problema radica en que Salinas, ofició solamente una misa de Acción de Gracias, mientras quien en verdad caso a Rivera y Castro fue le padre Ramón García Lopez, quien aún se encuentra ejerciendo el ministerio en un templo de Lázaro Cárdenaz, Michoacan.

El pasado 2 de febrero, García López declaró que el matrimonio oficiado en el año 2004, se realizo de manera correcta.

“Lo único que puedo decir es que el matrimonio se realizó bien, todo, con el Güero Castro. Todo se realizó bien.”

En diciembre de 2009, mientras se encontraba rodeado de obispos en un viaje a a santa sede del Vaticano, Peña Nieto en presencia del entonces Papa Benedicto, anunció sus planes de casamiento con la actriz. Siendo el 16 de diciembre en la Basílica de San Pedro, donde Peña Nieto la daría el anillo de compromiso a Rivera.

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Ante estos embates, el padre Salinas buscó la ayuda de Monseñor Christopher Pierre, Nuncio Apostólico de México, quien le recomendó defenderse, siempre y cuando lo hiciera con prudencia sin dañar la imagen de la Iglesia Católica.

El 1 de junio de 2010, el Obispo José Andrés Corral respaldó al padre Salinas, mandando una carta a la Signatura Apostólica, en la que denunció que el Tribunal de la Arquidiócesis cerró el caso impidiendo al sacerdote su defensa:

“Creo, excelencia, se lo digo a título personal, que con tal de sacar a como diera lugar la nulidad solicitada, no dudaron en pisotear la dignidad de un buen sacerdote.”

En la sentencia del Tribunal se afirma que ni Angélica Rivera ni 3 de los 4 testigos “entendían” que en la Iglesia de Fátima se realizó un matrimonio. Tres de los testigos eran hermanas de Rivera y el cuarto era familiar de José Alberto Castro.

En octubre de 2010, Castro escribió y firmo una cata a petición del padre Salinas. Dejando claro que siempre se supo que la ceremonia de Acapulco sólo fue una bendición y que la boda religiosa se llevó a cabo en la Iglesia de Fátima:

“En todo momento fuimos conscientes de que el acto sacramental se realizaba allí (Iglesia de Fátima), como queda en constancia en el acta matrimonial recibida, con las firmas de los contrayentes y del sacerdote, así como también de los testigos que nos acompañaron.”

La boda de Peña Neto y Rivera sería programada para el sábado 27 de noviembre de 2010, en la catedral de Toluca. Pero semanas antes, el padre Salinas envió una carta a nombre el Gobernador del Estado de México, considerando que le sería entregada en su propia mano:

“En Acapulco se celebró una misa, que yo mismo presidí por invitación de los esposos, en la que se renovó el compromiso matrimonial realzado canónica y previamente a la mencionada celebración. Del consentimiento matrimonial no fui yo el testigo canónico, sino un sacerdote debidamente delegado para ello, lo que hace que el matrimonio fuera absolutamente válido y no tan fácil de ser anulado. Si en este tema, no lo sé, alguien le ha asesorado, quiero decirle que lo ha hecho no sólo mal, sino muy mal.”

En la carta, Salinas pidió a Peña Nieto que estuviera pendiente de su estado de salud, ya que el sacerdote padecía cáncer de hígado desde años atrás.

La boda se llevó a cabo 22 días después, en lo que se publicó ampliamente como una boda religiosa. La boda fue oficiada por el arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda.

Durante 2011, las pláticas entre el Vaticano y el padre Salinas prosiguieron. Se le informó que su caso sería llevado a cabo por el Tribunal de la Rota Romana. Para su apelación, Salinas contrató a Martha Wegan, canonista austriaca, quién presento el caso ante la Rota Romana hasta el 9 de julio de 2012.

En noviembre de ese año, el Tribunal de la Rota Romana emitió su sentencia sobre el caso del padre Salinas:

“La sentencia dictada por el tribunal interdiocesano de México (en contra del señor sacerdote Salinas Aranda) sea declarada incorregiblemente nula, porque al ahora solicitante y apelante le fue negado todo derecho de autodefensa.”

Entre los argumentos, se encuentra que la Arquidiócesis, encabezada por el Cardenal Norberto Rivera, no siguió el debido proceso y nunca dio al padre Salinas la oportunidad de defenderse, además de que se encontraba hospitalizado por su enfermedad. Para ese entonces, Peña Nieto ya había tomado protesta como presidente.

En un último intento por limpiar su nombre, Salinas pediría la intervención del Papa Francisco. En esta misiva, sin citarlo por su nombre, el padre Salinas identificó a Norberto Rivera como el artífice del “calvario” al que fue injustamente sometido:

“De entre las dificultades por las que atravieso ahora, existe una que especialmente me lastima y ésta tiene que ver con la definición del cardenal, Arzobispo Primado de México, quien a pesar de la resolución de la Sagrada Rota, ha mantenido su resolución de negarme licencias para el ejercicio del ministerio. Creo que es consecuencia del disgusto que le ha provocado la resolución con la que han definido mi causa.”

Hasta el momento, ni Roberto Rivera ni nadie más, han sido llamados a cuentas por conductas graves e irregulares que la Rota Romana calificó como “un craso simulacro de justicia”.

El padre Salinas murió la mañana del 7 de octubre de 2015, sin recibir la respuesta a su súplica por parte del Papa Francisco. A pesar de la aceptación por parte de la Arquidiócesis acerca de la sentencia, el órgano religioso se ha negado a reivindicar el nombre del padre Salinas, afirmando que éste procedió su ministro durante 15 años sin contar con las licencias necesarias.

El Papa Francisco visitará por primera vez México del 12 al 17 de febrero.

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