Por | Rey David Bárcenas Medellín
Hace unos días platicando con un nuevo amigo me pregunto algo que es muy clásico en esta vida, él dijo: “¿Tú qué estudiaste?” “Historia” respondí yo, mi amigo, que cabe señalar tiene la corta edad de 5 años, en ese momento me dijo algo que cambió mi perspectiva acerca de quienes les da curiosidad mi profesión, él dijo: “Estudiaste historia, a ver, cuéntame una historia”, me quedé atónito, ya que nunca nadie me había hecho ese tipo de petición, pero me dejó una reflexión importante, la historia, ¿sirve para contar historias?, así que me di a la tarea de encontrar una historia dentro de la historia y me encontré con algo muy interesante.
¿Les suena el nombre de Margarito Suazo? ¿Miguel Miramón? ¿Juan Escutia?, seguramente los que no están familiarizado con esta disciplina, sólo les es común el último nombre, quienes trabajan la historia conocerán el segundo nombre, la minoría conocerá el primero, y ¿qué tienen en común?
Margarito Suazo fue un capitán militar que defendió el castillo de Chapultepec en contra de la milicia estadounidense en 1847, y al que se le encontró muerto, lleno de sangre, al pie del cerro de Chapultepec, en esa heroica batalla donde Juan Escutia se lanzó del castillo envuelto en la bandera mexicana para evitar que cayera en manos de las fuerzas extranjeras.
Lamento romper ilusiones, pero esto, no sucedió, o al menos históricamente es muy difícil rastrearlo, pues resulta que el nombre de Juan Escutia aparece en los registros del cuartel militar ya mencionado, pero en ningún registro aparece Juan Escutia haciendo nada, sus mismos compañeros nunca dicen haberlo conocido.
El nombre de Juan Escutia aparece tambièn en los registros de los cuarteles militares del muelle de San Blas en Nayarit, de donde era originario Escutia, y este cuartel tenía unos becarios en el cuartel de Chapultepec al momento de la batalla, de ahí surge la posibilidad de que Juan Escutia haya estado en dicha batalla.
La bandera de México fue bajada del asta por las tropas estadounidenses como señal hacia una brigada alejada del castillo, donde tenían encerrado al batallón de San Patricio quienes fueron fusilados en el momento en que la bandera fue bajada, nadie se aventó con ella.
Y por último Miguel Miramón, quien ha sido el presidente más joven que ha tenido México, y quien de 1859 a 1861, tiempo que duró su mandato, se distinguió como el máximo líder de los conservadores en oposición a Juárez. Durante su gestión se decidió enaltecer el espíritu nacionalista basándose en las batallas “gloriosas” del ejército mexicano, de ahí surge la idea de reconstruir la batalla del castillo de Chapultepec usando el nombre de Juan Escutia, de quien se sabe poco, en un acto patriótico, aunque falso, como lo es el lanzarse de lo alto del castillo con la bandera envuelta en el cuerpo y morir en defensa de la patria, al pie del cerro de Chapultepec, lugar donde hoy hay un paradero de microbuses muy grande con lo cual se perdió el lugar histórico y obviamente, el buen gusto y olvidando por completo el nombre de Suazo, porque hay que reconocer que morir baleado por las tropas enemigas no es precisamente el arquetipo de figura nacional a resaltar.
Es decir, la historia de Juan Escutia y los niños héroes como la conocemos y recordamos en los miles de monumentos y calles que llevan su nombre, no es otra cosa que una invención de Miramón que sin ser historiador, nos contó una historia que sigue siendo contada hoy en día y que como exaltador del espíritu patriótico es excelente, como verdad histórica, es un fracaso, así que lo que hice cuando mi nuevo amigo me pidió que le contara una historia fue hablarle de los niños héroes, no hay mejor ejemplo para la nueva labor que me pidió mi pequeño amigo.