El Lobo de Wall Street

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Brad muéstrale como se hace. Véndeme este lapicero, vamos.
– ¿Qué te venda este lapicero?
– Ése es mi chico. Este lapicero. – Puede vender cualquier cosa.

Hazme un favor, escribe tu nombre en esa servilleta.
– No tengo un lapicero.
– Exacto, oferta y demanda amigo mío. ¿Ven lo que digo? Es crear necesidad. Hacer que quieran comprar las acciones. Como si lo necesitaran. ¿Entienden?

Dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Leonardo Di Caprio, en lo que se contabiliza como la quinta película de esta dupla hollywoodense, El Lobo de Wall Street se define como una película obscuramente divertida.

Tres horas de situaciones increíbles que pueden o no ser la realidad sobre el mundo del capitalismo y todo lo que el dinero puede comprar en esta representación exagerada del sueño americano, una tierra prometida donde todo mundo puede ser asquerosamente rico, en donde toda acción, aunque sea ilegal está justificada.

Algunas personas han calificado esta cinta de obscena o pornográfica (cosa en la que no estoy para nada de acuerdo), personalmente creo que cada escena está perfectamente argumentada; indudablemente el tema y el manejo del mismo no sería aplaudido por la mayoría del público y sobre todo ese público que gusta de disfrutar historias en donde los personajes son congruentes con los más altos valores humanos situación que para nada influye en la opinión de algunos críticos que han dicho que esta historia bien vale la pena, sobre todo con los tintes de genialidad que han posicionado a Scorsese en un lugar muy alto del Cine mundial y me refiero a esos pequeños detalles que hacen la gran diferencia como: secuencias de escenas, situaciones y mi favorito en esta cinta, el diálogo interior.

El planteamiento de los personajes en esta historia es el tema más interesante que me ha quedado para reflexionar, existen muchas historias, contadas y por contar, que se desbordan de los esquemas tradicionales de los roles y personajes, la personalidad ideal del héroe se ensombrece cuando la historia se dedica a retratar es la negativa naturaleza humana del exceso, la avaricia, la traición y la podredumbre del consumo extremo. En esta ocasión en El Lobo de Wall Street nos encontramos en una historia donde los malos son los buenos y los buenos los malos, en donde no queremos que al malo le valla mal porque esta historia provoca que el espectador se involucre con los personajes y se convierta en un cómplice de sus acciones, nada difícil para una sociedad que idealiza a narcotraficantes y empresarios corruptos, en fin, cuando un director logra crear este efecto en el público, independientemente de que el protagonista sea el mismísimo señor de las tinieblas, cuanto esto pasa quiere decir que la historia ha sido bien contada.

En esta ocasión y me duele decirlo, la actuación de Di Caprio me pareció un poco exagerada y espero equivocarme pero lo veo lejos del Oscar, decreto que el personaje femenino de Naomi, encarnado por la bellísima actriz Margot Robie gano mi torcido odio eterno y la tengo en mi lista de esposas brujas por detrás de Kay Adams (El Padrino), Karen Hill (Googfellas) y algunas más. También es digno de mención el actor Jonah Hill como Donnie Azoff quien se gana a pulso todo lo que el público pueda sentir por él.

El Lobo de Wall Street es una buena película, larga sí, pero no me aburrí ni un solo segundo, reí, me desesperé, me enojé y al final agradecí verla en la pantalla grande, que si la recomiendo sí, sí la recomiendo, que les vaya a gustar pues eso ya depende del ojo de quien la mire, gracias!!!!

LUPITA LEDESMA
Twitter: @LupitaCuenta
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