México.- En las noches antiguas, cuando el alumbrado eléctrico era aún un sueño lejano, las calles se sumían en la oscuridad. Sin embargo, en medio de la penumbra, existía un personaje fundamental para garantizar la seguridad y el orden: el sereno. Con su macana en mano y su silbato listo para dar la alarma, este vigilante nocturno se encargaba de iluminar las calles y proteger a los vecinos de los peligros de la noche.
Los primeros registros de los serenos se remontan al año 1715, cuando fueron instituidos en algunas ciudades europeas para mantener el orden y asegurar la tranquilidad de sus habitantes durante las horas nocturnas. Su labor consistía en encender y apagar las lámparas de aceite, cebo o queroseno que iluminaban las calles, además de patrullar y vigilar los alrededores.
Pero el sereno era mucho más que un simple guardián. Su presencia era reconfortante para los vecinos, quienes encontraban en él una figura de protección en medio de la oscuridad. No solo velaba por su seguridad, sino que también ofrecía servicios adicionales. Anunciaba la hora a viva voz para que los ciudadanos no perdieran noción del tiempo, y también informaba sobre las condiciones climáticas, ayudando así a los transeúntes a prepararse para lo que deparaba la noche.
La expresión coloquial “Será el sereno” tiene sus raíces en esta figura histórica. Cuando alguna persona veía algo a lo lejos sin poder distinguirlo claramente, solía exclamar: “Será el sereno, pero no se ve su linterna”. Esta frase reflejaba la incertidumbre de la situación, ya que aunque la persona identificaba la presencia del sereno, no podía asegurar su propósito o intenciones debido a la falta de visibilidad.
Con el paso del tiempo, el papel del sereno fue desapareciendo gradualmente, a medida que la iluminación pública moderna y los cuerpos policiales asumieron sus funciones. No obstante, su legado perdura en la cultura popular, y su figura sigue siendo evocada para expresar momentos de duda o incertidumbre.
Hoy en día, la expresión “Será el sereno” ha trascendido su significado original y se utiliza en diversos contextos para señalar una situación de incertidumbre o perplejidad. Aunque los serenos ya no deambulan por las calles con sus macanas y silbatos, su memoria vive en nuestras expresiones cotidianas, recordándonos el papel crucial que alguna vez desempeñaron en la seguridad y tranquilidad de nuestras ciudades.
Nota del autor: Este artículo es un homenaje a la figura histórica del sereno y su impacto en la cultura popular. Aunque no podemos encontrarnos con ellos en las calles de hoy en día, su legado continúa en nuestras expresiones y en la memoria colectiva.